2 1 - No me dijiste gracias

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Para muchos, tener clases particulares pagas con un pedante compañero de clases como profesor, podría ser una humillación; pero para mí

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Para muchos, tener clases particulares pagas con un pedante compañero de clases como profesor, podría ser una humillación; pero para mí... para mí era una tortura multiplicada por humillación. Humillación, ganas de desaparecer, haber nacido en otro mundo, suicidarme, etcétera; la verdad estoy abierta a las opciones porque, para mi buena fortuna, mi profesor particular no es un pedante cualquiera, sino, el pedante que me gusta. Un chico arrogante que con su mera existencia me hace la vida de cuadritos.

Suspiro. Ya no hay nada que pueda hacer. Mi padre, desesperado, le pidió que por favor ayudara a la bruta de su hija y él, como es el mejor alumno, accedió a intentar salvarme.

—Entonces... ¿cuál es el volumen de esta figura? —Vuelve a preguntar con su paciencia de puto-bello-bueno-carita-de-ángel—. Puedes mirar en la tabla de fórmulas... ¿Esto qué es? —Señala el dibujo.

—Un caño.

—Sí... Es un caño, ¿pero qué figura sería? —Sus ojos me ruegan una concentración que no puedo darle.

—¿Un tub...? —Comienzo a decir.

—Sí, un cilindro, ¡muy bien! —dice al mismo tiempo que yo y, por consiguiente, hablamos al unísono—. ¿Un tubo? ¿En serio?

Sonrío con frustración. Detesto demostrar que me cuesta estudiar frente a él. Pienso que lo mejor es desviar el tema. Mi cerebro está frito y necesito un respiro. Además, tengo hambre. Él tampoco comió, no sé cómo aguanta.

—¿Hace cuánto que sabías? —menciono, al pasar.

—¿Saber qué cosa? —Apoya el lápiz en mi cuaderno y suspira. Él también está cansado.

—Que serías mi tutor, no te hagas.

—No mucho. Me enteré un par de días antes que tú —admite.

—¿Y por qué no me dijiste? —Subo la voz sin darme cuenta y un chisteo lejano me obliga a bajarla—. Así me preparaba mentalmente.

Él se encoge de hombros a modo de respuesta y se estira hacia abajo. Recoge su mochila, que está en el piso, y la apoya en su regazo. Saca una botella con agua y bebe rápido para que nadie lo descubra. Como estamos en la biblioteca, nuestras opciones son bastante limitadas.

—¿Quieres? —me pregunta.

Niego con la cabeza. Ya hace varios días que estudiamos juntos. Por ahora, solo estamos trabajando en completar mis tareas. Realmente, no me imaginaba que había dejado pasar tantas actividades. Hasta ahora, todas nuestras clases son para detectar mi nivel y ver cuánto puedo realizar sola, sin apoyo. Y pensar en lo mucho que nos falta me hace sentir aún más frustrada y fastidiosa. Siento que tengo un niñero, como en esas absurdas novelas juveniles sin sentido donde una tipa adolescente es cuidada por un sexy chico de la misma edad. ¿Acaso los padres que contratan al tipo tienen cerebro? Hola, hormonas, son adolescentes.

No me delates  ✔️Where stories live. Discover now