Capítulo 10

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Iluminaste mi camino, pero era tiempo de que iluminaras a alguien más.

Pov Poché.

Jamás había sido tocada, jamás había sido besada, jamás había sentido algún rastro de excitación o deseo en mi. Todo era muy nuevo para mi, embriagante, un tornado de emociones que no sabía cómo apaciguar.

No me gustaba no sentir el control, siempre controlaba mis acciones y sentimientos, pero cuándo ella estaba cerca, me convertía en un manojo de nervios y sumisión total.

Daniela besaba mi cuello, enviando sensaciones por cada partícula de mi cuerpo, su lengua húmeda y tibia acariciaba la piel de mi cuello junto con sus labios, en dónde sus dientes se clavaban ligeramente.

El calor de su cuerpo envolvía el mío, sus manos acariciaban mi espalda, mis nalgas y mi espalda baja, yo solo podía corresponder sus besos y aferrarme a su cintura. Se separó de mí un poco, sus ojos ahora oscuros vieron los míos.

—¿Puedo?— Preguntó mordiendo su labio inferior, mientras sus dedos bajaban por mi abdomen.

Tragué grueso viéndola, sus dedos soltando el nudo de mi traje de baño, suspiré.— Sí...— Musité cerrando los ojos una fracción de segundos.

Una sonrisa traviesa se extendió por su rostro lentamente, pegandome bruscamente a su cuerpo y sacando un jadeo que quedó ahogado en mi garganta.

—¡Poché! ¡Marica! ¡Despierta!

Abrí mis ojos de golpe sintiendo el frío invadir mi cuerpo abruptamente, empecé a toser mirando a todos lados.

—¡¿Qué mierda?!— Exclamé molesta, sintiendo cubos de hielos en mis pechos.

—¡Hace siglos te hablo, mujer!— Respondió Paula, moviendo sus manos exageradamente.

—¿Y era necesario echarme agua con hielo?— Inquirí molesta, subiendo mis gafas de sol a mi cabeza.

—¡Despertaste!— Escuché una tercera voz, giré mi cabeza y me encontré con Dallas.

—¿Por qué tenía que despertar?— Inquirí algo molesta a los otros dos.

— Porque vamos a jugar voleibol.— Contestó Paula, dejando la cubeta que había vaciado en mi cuerpo a un lado.

—¿Voleibol? Paso.— Mencioné bajando mis gafas de sol a mis ojos otra vez. Sentí cómo Paula se acercaba a mi oído.

— Si no mueves el culo, le diré a todos que estabas haciendo quejidos raros.— Abrí mis ojos cómo platos, atragantandome con mi saliva.

— Por eso digo que me encanta jugar voleibol.— Exclamé parandome de la reposera de golpe.

— Genial, le diré a Cal que aceptaste.— Dallas celebraba y salía de nuestro campo

— Pecadora.— Susurró Paula, me crucé de brazos.

— Traidora.— Murmuré indignada, empezando a caminar.

Me alejé de mi mejor amiga quien solo soltó una risa divertida, llené de aire mis pulmones y recapitulé lo que había pasado en mi mente, no tan lejos de la realidad.

Si me puse un traje de baño, si batallé con los lentes de contacto, Calle si me buscó... Pero ambas salimos del camarote peleando, cómo siempre. La pregunta era... ¿Por qué había soñado que me tocaba y besaba?

«Porque es lo que quieres, sucia» Me indigné con la vocecita de mi mente, aunque lo odiara sabía que tenía razón.

Bufé porque aunque lo negara, el tacto de Daniela me ponía de una forma irreconocible para mi.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now