Capítulo 31

7.9K 642 365
                                    

Porque no importa cuánto intenté olvidarte, tus labios siempre van a salvarme.

Pov Poché.

Solté una corta carcajada con la chica que me acompañaba, ella también rió sosteniendo su estómago. Elizabeth o Lizzie, cómo me pidió que le llamara me ofreció un café, no tenía mucho que hacer en un país extranjero así que terminé aceptando la propuesta.

Así que ahora estábamos en un restaurante, ambas tomando café mientras Lizzie me contaba anécdotas suyas, era muy divertido cómo narraba todo con caras cómicas y el movimiento de sus manos apresurados, me causaba mucha diversión.

— Fue una mala experiencia, lo juro.— Terminó su relato, reí negando con mi cabeza.

—¿Desde hace cuánto vives en París?— Inquirí a la francesa frente a mi, bebiendo un sorbo de café.

— Nací aquí, en realidad.— Comenzó a exolicar.— Pero estuve una temporada fuera de aquí y estuve en Colombia, luego regresé.— Dió un sorbo a su café, dejándome asombrada.— Creo que ya van, ¿6 años? Creo que sí.— Concluyó soltando una risita.

—¿En Colombia? Yo soy de allá.— Repliqué con emoción, Lizzie ladeó el rostro.

— Se nota por tu acento.— Arrojó, alcé una ceja.— No es uno marcado pero lo tienes.— Añadió, curve mis labios en una sonrisa.

—¿Y por qué decidiste volver?— Pregunté dando un mordisco a una deliciosa galleta.

— Uhmm.— Dudó poniéndose tensa.— Por motivos personales.— Concluyó.

— No quise entrometerme.— Me disculpé sintiendo vergüenza.

— No, no, descuida.— Me calmó la pelinegra riendo.— Es algo pasado, sin embargo son cicatrices a medio sanar.— Añadió encogiéndose de hombros.

—¿Puedo saber qué pasó?— Indagué con cautela, tomando de mi café.

— Me enamoré, eso pasó.— Arrojó viendo hacia el ventanal de la cafetería, asentí lentamente.

— Vaya, creo que estamos en la misma situación.— Bromeé riendo, subiendo las mangas de mi camiseta.

—¿Por qué?— Replicó Elizabeth.—¿Por eso viniste hasta acá?— Indagó con el ceño fruncido, suspiré.

— Vine a buscar a la chica de la que me enamoré hace tres años.— Confesé viendo el pico café que me quedaba.— Pero ella está con otra persona.— Finalicé con tristeza.

— Auch.— Soltó Lizzie, alcé mi vista y sonreí.—¿Y ella supo que estabas aquí?— Inquirió recargando sus codos en la mesa, negué con mi cabeza.

— Decidí huir.— Contesté encogiendome de hombros.

— Très mal fait, Mlle María José.«Muy mal hecho, señorita María José»— Enchiné mis ojos sin entender ni un carajo su francés.

—¿Eso fue un regaño?— Pregunté alzando mis cejas, Lizzie rió.

— Si.— Contestó, rodé los ojos.— Debiste hablar con la chica.— Sugirió, bufé y tiré mi espalda en la silla.

—¿Y luego qué? ¿Sufrir un adiós?— Repliqué cruzandome de brazos.

— Al menos tienes la certeza de que cerraste ese ciclo.— Aconsejó la ojiverde, pasé una mano por mi frente.

— Aún así, creo que ya es tarde para eso.— Murmuré viendo hacia el ventanal del café.

No sabía si era tarde, pero al menos yo lo sentía de esa forma. Había viajado hasta acá y, solo para ver qué Daniela logró ser feliz sin mi.

La lista || TerminadaМесто, где живут истории. Откройте их для себя