Final

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Los ecos de tu risa se aferran cómo espinas a mi vacía y complicada vida.

Pov Calle.

A veces no sabemos cuándo la muerte vendrá por nosotros, cómo es que los momentos cambian de forma tan repentina. No sabes cuándo puedes estar riendo con tus mejores amigos para luego solo morir, así, de forma inesperada.

Solemos no apreciar la vida, no vivir los momentos, ponemos tantas excusas y excusas para no hacer lo que amamos en la vida, no perseguir lo que anhelamos.

Miré al cielo estrellado y sonreí a medias, una pequeña estrella fugaz pasó por mi campo de visión, sabía que ella estaba conmigo de esa forma.

Era extraño estar en mi antiguo hogar en Colombia, en mi antigua habitación, sentada en el mismo borde de la piscina en dónde alguna vez lloré por amor, ahora estaba aquí por otra razón.

—¿Por qué tan sola?— Salí de mis pensamientos al oír a mi papá, él se sentó a mi lado.

— Estaba pensando.— Murmuré sin quitar la vista del cielo estrellado.

—¿En ella?— Inquirió con cautela, tragué grueso.

— Si...— Musité tragando el nudo que se formaba en mi garganta.

— Entiendo.— Respondió papá con suavidad.

Ambos nos quedamos en silencio, papá tenía ropa ejecutiva, sin embargo había subido su pantalón y había metido los pies a la piscina conmigo, había quitado su saco y subió las mangas de su camisa.

Era un poco divertida la situación, pero agradecía que siempre estaba conmigo en los malos momentos, así había estado durante todo este mes, después de lo que pasó.

—¿No crees que es injusto?— Inquirí en un murmullo, subiendo mis piernas y doblar mis rodillas.

—¿Qué se haya...?— Papá dejó la pregunta al aire, cerré los ojos y escondí mi cara en mis rodillas.

Era tan difícil controlar mis emociones, controlar mis ganas de llorar con solo tocar ese tema.

— Si.— Respondí.— No merecía morir así después de todo lo que vivió.— Añadí recargando mi barbilla en mis rodillas.

— La vida no es justa.— Mencionó papá en un suspiro.— Si lo fuera obtendríamos respuestas de ella, pero no tiene sentido vivir la vida sin complicaciones, de ello aprendes.— Añadió papá viendo al cielo.— Los dolores, las lágrimas, las risas, las heridas y cicatrices, todo es un proceso, hija.— Finalizó viéndome ahora.

Solté un suspiro melancólico, mordí mi mejilla interna y negué con mi cabeza.

— Fue mi culpa.— Musité viendo el agua azul de la piscina.

— No digas eso, ratona.— Consoló papá, estirando su brazo y acariciar mi espalda.

— Es que si hubiera llegado antes, ella-

— El tiempo es impredecible, siempre estemos peleando con el, pero nunca sabes lo que pasará.

Me quedé en silencio ante las palabras de mi papá, la verdad no me consolaban para nada, me sentía vacía, totalmente hueca por dentro y con un dolor que vivía con el desde que ella decidió hacer eso.

—¿Qué haz pensado de seguir con el canotaje?— Mi papá cambió de tema, hice un mohín.

— No tengo cabeza para eso, pa.— Confesé bajando la vista.

— Deberías intentarlo, a Martín no lo han dejado en paz.— Intentó bromear, pero de mi no salió ninguna risa.

Hace mucho no me reía, no sonreía, simplemente existía.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now