Capítulo 23

10.1K 619 329
                                    

Dos gotas de agua perfectas, pero de diferentes tormentas.

Pov Juan Carlos.

—¿Qué...?— Musité casi sin voz, sintiendo mi pecho doler.

Martha solo lloraba y yo veía mi mundo caer en mil pedazos. ¿Cómo era posible? No, me negaba aceptar que Poché, mi niña hermosa no era mía, no era de mi sangre.

—¡Responde, Martha!— Exigí a la que era mi aún esposa, ella paró de llorar y limpió sus lágrimas.

— Teníamos 4 años de casados, Valentina ya estaba grande y, apareció César...— Susurró bajando la mirada, sentí mis ojos aguados.

— Dijiste que me habías sido infiel cuando las niñas estaban grandes.— Arrojé apretando mis puños sobre la mesa.

—¡Te mentí! ¡Lo siento, tenía mucho miedo!— Exclamó llorando otra vez, negué con mi cabeza.

—¡¿Y te parece qué ocultarme la verdad era lo mejor?!— Grité con furia.

Muy poco me importaba la gente a mi alrededor con miradas inquisidoras.

— En aquél momento lo ví así.— Musitó Martha con voz rota, no podía creerlo.

—¿Cómo pudiste?— Musité con dolor.— ¡Me mentiste, todo ha sido una mentira!— Grité parandome de la mesa de golpe y dejar unos billetes.

— Y-yo-

Sacudí mi cabeza y salí de aquel lugar disparado, no quería saber más. Todo era cómo una mala pesadilla sacada de una película de terror.

— Poché no es mi hija...— Susurré con lágrimas en mis ojos.

— Juan Carlos.— Escuché la voz de Martha a mis espaldas.

— Yo crecí viendo a esa niña cómo uno de mis más grandes tesoros. ¡¿Cómo pudiste?!— Rugí encarando a mi esposa con tono de voz furioso.

— Tenía miedo, no sabría cómo reaccionarías.— Replicó sacudiendo su cabeza, pasé una mano por mi cara frustrado.

—¿Tú amante lo sabía?— Inquirí con tono de voz frío, ella negó con su cabeza.

— No, yo le dije que estaba embarazada de ti.— Solté una risa irónica negando con mi cabeza.— Se alejó y yo estaba contigo, pero apareció de nuevo y, tiene sus dudas ya que piensa que Poché es su hija.— Sentí el enojo avivarse en mi.

—¡Jamás!— Escupí colérico.—¡Nunca, escúchame bien! ¡María José Garzón es mi hija, ella no es una Bustamante!— La apunté con mi dedo índice molesto, dando media vuelta e ir a mi coche.

— Juan Carlos, espera.— Martha me pisaba los talones con desespero.

— Déjame en paz.— Hablé sintiendo mi brazo doler, hice una mueca.— Aléjate de mis hijas, nos veremos en un tribunal y juro por Dios que nunca las verás de nuevo.— Informé con rigor en mi voz.

— No puedes hacerme eso.— Detuve mis pasos en seco para encarar a la cínica de mi esposa.

—¡¿Y tú si podías mentirme de esta forma?!— Escupí apretando mis puños, Martha sollozó.

—¡Fue mi error, lo siento! ¡Pero nos casamos tan jóvenes y-

—¡¿Entonces por qué te casaste conmigo?!— Interrumpí enfurecido.

—¡Porque te amo!— Declaró jalando sus cabellos, reí en su cara.

— Eso no cierto.— Mencioné con voz rota, sintiendo mi brazo doler.— Si me hubieras amado no te hubieras revolcado con César Bustamante.— Negué con mi cabeza y di media vuelta para ir al coche.

La lista || TerminadaWhere stories live. Discover now