DIEZ.

45 10 1
                                    

Abrí los ojos cuando sentí que estaba siendo movida por unos brazos conocidos, Mackenzie se encontraba arriba de mí intentando despertarme, me froté los ojos como lo hacía siempre para quitar el sueño por completo, entonces vi mi mesita de noche. Diez de la mañana.

Me levanté rápidamente ignorando las maldiciones de Mack, ella por su parte intentaba llamar mi atención pero estaba realmente atrasada, tenía que hacer muchísimas cosas y ya era realmente tarde. Mi teléfono vibró y pude tomarlo después de darme mi típica ducha matutina, me sorprendí al ver el mensaje de aquella pelirroja que estudio conmigo.

De: Elle.
Hola Belinda, lamento molestarte pero ¿podríamos vernos? Necesito hablar con alguien urgentemente.

Respondí con un "Hola amiga, te mandaré mi ubicación en tiempo real para que puedas venir en la noche a cenar con nosotros".

Dejé el teléfono por algún rincón de la habitación y bajé a la cocina donde se encontraba mi querida amiga. Entonces me dí cuenta de que había algo diferente en ella. ¡Había teñido su maldito cabello de azul! Y se veía realmente genial. Por un momento me sentí mal por no haberle prestado atención cuando fue a despertarme, así que para tratar de compensarlo corrí hacia ella y plante un sonoro beso en su mejilla para luego tomar un mechón de su cabello teñido.

—¡Dios mio! ¿A que se debe este repentino cambio de look?—pregunté molestandola un poco.

—Bueno, estoy cerrando ciclos—de inmediato mi cabeza ató cabos y supe el mensaje oculto de esa frase.

—Tiene algo que ver con el desconocido, ¿verdad?—ella asintió dándome la razón.

—En parte si, pero.... ¡Me quedaré en Dexter!

Al principio no supe muy bien como reaccionar, el shock había arrasado cada parte minúscula de mí y solo podía mirarla fijamente. Mi primer instinto fue lanzarme a sus brazos los cuales me atajaron, entonces nos envolvimos en un espeso y largo abrazo lleno de emociones. Las palabras estaban demás, en la sala solo se escuchaban los pequeños sollozos de la chica la cual era la más sensible de las dos.

El sonido proveniente de la puerta hizo que nos separaramos y unos segundos después vimos a entrar a mi madre junto con mi padre, los dos venían tomados de la mano y traían algunas bolsas que supuse eran la comida para esa noche.

—Buenos días, padres.

—Buenos días, hija—respondieron los dos al unísono.

Y el día se paso entre risas, cánticos y comidas. Mack y yo subimos a mi cuarto a arreglarnos luego de cocinar el pavo, en mi cama ya estaban los dos atuendos. Yo iba a usar un jeans negro holgado y una camisa de escote blanca. Mientras mi calzado serian unas convers del color de la camisa.

Mackenzie había elegido algo más extravagante, pues al contrario de mí, a mi amiga le gustaba llamar la atención. Por eso había elegido un vestido de strapless rojo y unos tacones de diez centímetros del mismo color.

No lo pensamos dos veces y nos arreglamos, tardamos al rededor de tres horas en quedar completamente listas. Me gustaba mi atuendo, aunque era un poco simple pero se veía realmente lindo. Eran las ocho y dieciséis de la noche cuando el timbre de la casa sonó. A lo que grité un sonoro "Yo abro" para que mis padres lo oyeran y no se adelantaran.

Tomé mis aretes dorados y me los puse rápidamente, también tomé un collar en forma de flor y con eso completé mi atuendo. Peiné mi cabello el cual había ondulado y terminé poniendo un labial rosado en mis labios. Entonces bajé corriendo por la escaleras procurando no caerme y fallando en el intento. Me levanté entre risas y seguí corriendo hacia abajo hasta llegar a la entrada.

La rosa de nuestro amorWhere stories live. Discover now