ONCE.

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Thomas Wolfhard.

Ese nombre había estado rondando por mi cabeza toda la noche, hasta empezaba a marearme. La combinación de sus nombre me parecía increíble como todo en él. Aquellos ojos grises me miraban con una intensidad alucinante transmitiendo todas sus emociones en ellos. Su rostro estaba neutro, sin siquiera una expresión pero todas ellas estaban en esos increíbles ojos grises los cuales se cruzaban con mi iris café.

Estábamos en mi salón junto a toda mi familia. Mackenzie y Elle hablaban tranquilamente en un rincón del lugar, papá y mamá parecían unos adolescentes enamorados, ellos charlaban coquetamente y una que otra vez veía a mamá sonrojada. Y ahí estábamos el chico y yo. Creando una conexión increíble en un estúpido juego de miradas, la suya penetraba cada rincón de mi ser, haciendo que quisiera apartar la mía, pero me preguntaran sobre una cualidad de describiera a Belinda era orgullosa, y no iba a quitar mi mirada por más profunda y fuerte que fuera la de él.

La radio anunció que faltaban cinco minutos para que un año nuevo comenzara, así que subimos a mi balcón a ver los típicos fuegos artificiales que adornaban el cielo al incio de un año entrante. Thomas se encontraba a mi lado con la mirada perdida en el cielo, entonces recordé y asimilé lo duro que debia de ser para él pasar una fecha tan importantes sin su familia. Así que me acerqué a él por detras y envolví mis manos en su ancha y tonificada espalda. Pude sentir como cada músculo de su cuerpo se tensaba al recibir el contacto, pero para mi sorpresa el se giró sobre su propio eje y me pegó aún mas, ahora a su pecho.

Pude inhalar nuevamente aquella colonia Dior que me hacía delirar cada vez que entraba por mis fosas nasales envolviendome con su aroma indescriptible y en ese momento escuché cuando mi familia empezaba a gritar la cuenta regresiva. Así que con lágrimas en los ojos en los ojos me separé del chico y visualicé el cielo el cual empezaba a verse de distintos colores, pues la pirotecnia ya estaba pintando el color azul que este naturalmente tenía.

Un año nuevo, nuevas oportunidades, nuevas personas, nuevas amistades, nuevas aventuras. De eso se trataba la vida para mi. De vivir al máximo sin importar lo que pasaría en su futuro. Abracé a mis padres sollozando en sus hombros, luego fue el turno de mi mejor amiga la cual ahora viviría junto a mi. Ella también lloraba nostalgicamente en mi hombro, me separé y dejé un beso en su mejilla para luego susurrar un "Te amo", luego fue el turno de Elle la cual se veía un poco más animada y hasta podría decirse feliz.

Y mis ojos se posaron en ese chico el cual veía el cielo con sus ojos cristalizados, se veía tan vulnerable que me dieron ganas de pegarlo a mi y no soltarlo nunca más. Y aunque tenía miedo, estaba dispuesta a darlo todo por él. Sabía que todo había comenzado por un simple juego, un juego que estaba creando más que una amistad. La vida estaba devolviendo mi felicidad, y estaba casi cien por ciento segura que él lo era.

Thomas era mi felicidad, mi salvación y mi comienzo. No iba a dejarlo ir, nunca lo haría.

Así que me acerqué a el chico y tomé su camisa juntándo nuestros cuerpos nuevamente, el me envolvió en un abrazo cuando una lágrima traidora bajó por su mejilla. Y en ese momento sentí que era el chico de mis sueños, era un poco precipitado pero mamá siempre había dicho que los sentimientos no debían esconderse así que no lo hice.

—Feliz año nuevo, Sherlock—susurré otra su pecho.

—Feliz año nuevo, florecita—sonreí al escuchar un nuevo apodo, y sin duda. Este me gustaba aún mucho más.

***

El primer día del año llegó, y no recordaba nada de año nuevo. Solo se que después de las doce fuimos a una fiesta y tomé tanto que creía que había perdido el conocimiento. Abrí mis ojos tratando de enfocar y reconocer el sitio en donde me encontraba, pero una punzada pasó por mi cráneo haciendo que cerrara los ojos y volviera a apoyarme en la almohada desconocida.

La rosa de nuestro amorOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz