44. Inseguridades

8 0 0
                                    

– Aún tengo dudas con todo esto del engaño – dijo Laufeyson hacia las dos de la madrugada, cuando se dio cuenta de que Jotunheim se había dormido con su hija en brazos y completamente acurrucado sobre sí mismo.

– ¿Qué clase de dudas? – preguntó Thor.

– ¿De verdad tiene que contarle mis intimidades al objetivo?

– Las tuyas no, las de la joven con la que queremos convencerle de que se case.

– Ya, pero serán...

– No sabes lo que se cotizan en mi negocio las jóvenes si tocar – explicó Samael –. Te pueden pagar el doble o el triple por ser el primero en acostarse con ellas.

– Y cuando yo era joven, era lo más normal el casarlas para conseguir propósitos o riquezas – añadió María –. Sam me comentó que aún se hace en algunos países, pero que se intenta erradicar. A mí me lo hicieron por la profecía de un dios. De mi dios.

– Un auténtico imbécil.

– ¡Sam!

– ¿Qué? ¡Es verdad! Y yo lo puedo decir, no me jodas. Que me usó para violentar la revuelta y justificar su expulsión del Cielo, conmigo incluido.

– En eso tienes razón. Pero tú tampoco eras un santo.

– Él me creó así. Sabía lo que había.

– Y no lo pudo hacer mejor.

Samael sonrió y le dio un beso en la sien a María. Ella se recostó contra su pecho, provocando que él dejara caer el brazo por su hombro.

– ¿Y cuál es el problema exactamente? – preguntó Samael –. Eres un Loki, seguro que lo has hecho un montón de veces.

– Su primera vez fue con Siff, mi ex – contestó Thor –. Hace un mes y medio.

– ¿De verdad?

– No lo necesitaba con el tipo de engaños que hacía en mi mundo – explicó Laufeyson –. Y no hace falta que cuentes estas cosas, Thor.

– Si supieras lo que sé... – soltó Thor.

– No lo quiero saber, y no lo cuentes. Ya es lo suficientemente vergonzoso.

– Si necesitas consejo, avisa – dijo Samael –. En mujeres te puedo enseñar lo que quieras. He hecho de todo. Excepto dejarme penetrar analmente, pero eso ya es una preferencia personal.

– No necesitaba saberlo.

– ¡Pero si tú lo has hecho! Se te ve en la cara. Y, además, te gusta.

– ¿Podemos cambiar de tema? No estoy muy cómodo con este.

– No esperaba incomodar a un Loki con un tema sexual.

– Son más diferentes de lo que parece – explicó Thor –. Y que hable ahora de aquello que le incomoda es porque no se atreve a decírselo a Loki.

– Vaya, vaya...

– Dejad que se explique por lo menos – pidió María.

– Es que ellos tampoco lo entenderían – dijo Laufeyson –. Son mucho más mayores que yo, y él...

Laufeyson se miró a Jotunheim y suspiró. No podía dejar de compararse con él, aún con lo que le había contado Thor unos días atrás.

– Ni siquiera me acerco a sus habilidades y experiencias. Es como ver una versión de mí mil veces mejor que yo.

– Lafi, ya hemos hablando tú y yo de esto – dijo Thor –. No os podéis no comparar. Y a ti te queda mucho tiempo para vivir.

– Ya lo sé, pero no dejo de hacerlo. Es... Él es...

El Lokiverso: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora