57. Conversaciones importantes

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Mientras, Perséfone y Siff habían vuelto al exterior del hotel. Los gemelos empezaban a estar cansados, ya que llevaban toda la mañana jugando con la nieve, y tenían frío. Su madre hizo que se sentaran juntos en una de las butacas cerca del fuego y le pidió a Patrick que les trajera algo de comer.

– Enseguida tía – le dijo Patrick –. Algo fácil de comer para los pequeños.

– No hace falta que me llames tía, no lo soy – contestó Perséfone.

– Por matrimonio sí.

Perséfone le sonrió al chico y fue a su habitación a buscar ropa seca para los pequeños. Después volvió a la sala común dónde había dejado a sus hijos con Siff.

– Ya les he quitado las chaquetas a ambos – le informó Siff cuando la vio llegar –. ¿Necesitas que te ayude a cambiarlos?

– Me harías un favor. Altaïr es más travieso de lo que parece.

El pequeño era bastante revoltoso, e intentaba escaparse cada vez que podía. Por suerte, su madre era capaz de controlarle. Si ella no le hubiera cambiado, seguramente habría salido corriendo desnudo por todo el hotel. Cuando los tuvieron vestidos, les volvieron a sentar en la butaca y se sentaron en el sofá que quedaba justo al lado para poder vigilarles. Patrick llegó poco después con un par de bocadillos pequeñitos y calentitos.

– ¿Y bien? ¿Qué le ocurre a Lafi? – preguntó Perséfone con curiosidad.

– Nada importante. Estrés, igual que yo – contestó Siff, intentando quitarle hierro al asunto.

– ¿Qué clase de estrés podéis tener los dos?

– Modi, que no termina de aceptar la relación. Ahora se ha peleado con todos y se ha ido de Asgaard. Nadie sabe dónde está.

– Un buen problema, pero incluso alguien como él debería haber sido capaz de lidiar con ello.

– Bueno... También está un poco nervioso por otras cosas. Como volver a su mundo y olvidarse de todo.

– Entiendo... Por curiosidad, ¿lo sabe?

– ¿Saber el qué?

– ¿Sabe Lafi que llevas pillada de él desde que salió la primera película?

– ¿¡Cómo sabes tú eso!?

– Los hermanos se lo dicen todo. Y entre Thor y Loki, y Loki y Hades... claro que me ha llegado a mí. ¿Y bien? ¿Lo sabe?

– No. Y no lo puede saber nunca, ¿entendido?

– A alguien se le escapará un día u otro, ya sea a ti o a uno de nosotros.

– ¿Es una amenaza?

– Un aviso. Hay cosas que no se pueden esconder para siempre, Siff. Lo sabes muy bien.

– Se irá algún día. No quiero ser la causa de que se quede. No se lo puedo decir.

– Se lo puedo decir yo si no te atreves.

– Sigo prefiriendo que no se sepa.

– Bueno, los niños de dos años no suelen tener filtro. Y lo has dicho delante de ellos.

– Perséfone, por favor, no.

– Procuraré distraerles. Especialmente a Altaïr, este no se calla nada.

– ¿Qué no tenemos que decir, mamá? – preguntó Altaïr –. ¿Qué la tía Siff lleva mucho enamorada del tío Lafi?

Siff se quedó helada al escucharle. Perséfone sonrió antes de dirigirse a su hijo.

El Lokiverso: Un mundo extrañoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt