Sólo habían pasado unos días, en los que habían estado jugando con los gemelos de Hades y Perséfone en la nieve, cuando Laufeyson se tuvo que tumbar en la cama por un malestar general. No tenía fuerzas para casi nada, y cada vez se encontraba peor.
– ¿Cómo te encuentras? – le preguntó Siff unas horas después, cuando fue a verle.
– No muy bien... – contestó Laufeyson, colgado con la manta –. Si me levanto, me mareo.
– ¿Quieres que me quede aquí un rato?
– No, ve y diviértete.
– Perséfone y yo nos vamos con los pequeños a una caminata, ahora que ya se han despertado. Hades se queda aquí por si necesitas algo.
– Vale...
Siff salió de la habitación, dejándole solo después de darle un beso en la frente. No tardó mucho en escuchar como ella, Perséfone y los gemelos abandonaban el edificio. Y no pasó demasiado tiempo hasta que Hades abrió la puerta de su habitación y entró con un carrito.
– Sea lo que sea, no tengo ganas...
– Venga, no seas así – le pidió Hades –. Los enfermos necesitan que los cuiden.
– Le he dicho a Siff que no necesitaba que me cuidaran...
– Sí, en eso todos los Loki os parecéis. Y estoy incluyendo a sus hijos. Mira Lafi, cuidé de Fenrir durante cinco años, sé de sobra cómo sois todos vosotros.
– Soy diferente del Loki que conoces...
– Ya he escuchado esa frase antes, e hice que el que la pronunció se retractara.
Un olor delicioso invadió la habitación. Fuera lo que fuera, Laufeyson quería probarlo. Pero su malestar se lo impedía. Sólo pudo levantar un poco la cabeza para intentar divisar qué era.
– Huele bien, ¿verdad? – preguntó Hades sin mirarle –. Esto es capaz de resucitar a un muerto, literalmente.
– ¿Qué lleva? – preguntó Laufeyson.
– Si haces el esfuerzo de comértelo, te lo diré.
Laufeyson se incorporó poco a poco, intentando evitar el mareo, mientras Hades le preparaba un plato de eso que le había llevado. Le puso una de esas mesas plegables para cama encima del regazo y le sirvió un plato denso de sopa con carne, junto con algo que parecía un zumo de un color rojizo. Laufeyson lo probó, encontrándolo delicioso, y bebió un sorbo del zumo, que lo revitalizó enseguida.
– Normalmente lo hago con cordero, pero he tenido que improvisar con ciervo – explicó Hades mientras se sentaba a sus pies –. ¿Qué te parece?
– ¿Has dicho ciervo?
– Una buena cacería de los centauros, especialmente para nosotros.
– ¿Podré comer más?
– Depende de cómo te encuentres. Los otros ingredientes son los que realmente te ayudarán.
– ¿Y qué lleva?
Hades se puso a recitar los diferentes ingredientes que llevaba ese caldo en un idioma que Laufeyson desconocía. Este se lo quedó mirando mientras comía sin entender nada.
– Ay, perdona, que no sabes griego antiguo – se dio cuenta Hades –. La mayoría no tienen una palabra en ningún idioma actual, ya que son alimentos propios del inframundo. Sólo allí se pueden conseguir unos reconstituyentes lo suficientemente potentes para resucitar un muerto.
– ¿Y sirve con todo el mundo?
– No son regeneradores demasiado potentes, así que no. Hay ciertos límites que no podemos superar, y menos sin permiso.
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El Lokiverso: Un mundo extraño
Fiction généraleDespués de escaparse de la prisión de la TVA y robar una tempad, Loki fue saltando de línea temporal en línea temporal hasta que llegó a una que desconocía por completo. Esta historia contiene información de una novela que estoy escribiendo, y ocurr...