– Tú, qué cama más cómoda que tenéis – dijo Kevin cuando se despertó y vio a Erik volver de la ducha.
– Los dioses valoran la comodidad, y Loki aún más – le contestó Erik.
– No me quiero mover de aquí...
– Pues que sepas que Loki no tiene manías y no le molestaría que estuvieras aquí mientras...
¡Erik, tío, que ahora no me lo podré quitar de la cabeza!
– ¿Qué esperabas? Llevo conviviendo con él los últimos cinco años.
– Oye, ¿cómo es la diosa Hela?
– Mortalmente agradable.
– No sé si tener miedo o no.
– Es muy agradable, excepto si la hacer enfadar. Y cuesta mucho hacerla enfadar. Además, la conoces. ¿Recuerdas esa chica con el cabello totalmente blanco que me iba a buscar a veces?
– Cómo olvidarla, era angelical. ¿¡Era ella!?
– La misma señora de Helheim.
– Como ahora me digas que el abuelo que te venía a buscar era Odín...
– ¿El del largo bastón? Era él.
– ¡No jodas!
– La primera vez me sorprendió verle. Pero había momentos en los que Freya no podía mientras Loki, Thor y Hela investigaban a mis padres, así que venía él.
– Muchos se reían de todo eso. Y después te vieron por la tele esos días que no viniste y... Como conocía la situación, les dije que toda aquella gente era policía de incógnito.
– Mal no ibas. Venían para protegerme, ya que no sabían si mis padres se saltarían la orden de alejamiento, y yo estaba bastante asustado. La calma que me debe ver a uno de ellos allí, fuera quién fuera.
– Si ignoramos todo lo que te ocurrió, tuviste mucha suerte de conocer a los dioses nórdicos.
– Si no hubiera sido por todo lo malo que me ha pasado, no les habría conocido. Dúchate, que tú y yo también tenemos que ir a la fiesta.
– Qué pereza me da... Y no tengo nada para ponerme.
– ¿Aún tenemos la misma talla?
– No lo sé, ¿por qué?
– Deberíamos comprobarlo. Te espero abajo. El baño es la habitación de delante, usa lo que necesites y no mires demasiado los armarios.
– Vale.
Erik bajó, encontrándose a Samael fumando en el balcón, a Jotunheim en la cocina, y a Laufeyson con Sylvie en brazos. Se acercó a Jotunheim sin decir nada, lo abrazó por detrás y le dio un beso.
– Buenos días cuchi – le dijo Jotunheim.
– Buenos días amor.
– ¿Y Kevin?
– En la ducha, supongo. Le he dicho que no explore demasiado los armarios.
– ¿No quieres que sepa lo que te gusta?
– Creo que se escandalizaría demasiado si lo viera. Por cierto, nosotros también necesitamos ir elegantes.
– ¿Has comprobado que le vaya bien uno de tus trajes?
– Aún no. Después de desayunar lo hacemos.
Kevin tardó una media hora en bajar, al mismo tiempo que Samael volvía a entrar con una caja que le había entregado un pájaro de gran envergadura.
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El Lokiverso: Un mundo extraño
Ficção GeralDespués de escaparse de la prisión de la TVA y robar una tempad, Loki fue saltando de línea temporal en línea temporal hasta que llegó a una que desconocía por completo. Esta historia contiene información de una novela que estoy escribiendo, y ocurr...