Perséfone y Siff habían emprendido el camino de vuelta. Altaïr se balanceaba sobre los hombros de Siff y Petra dormía en sus brazos mientras su madre cargaba con un ciervo que había cazado con una ballesta.
– Creía que el arquero era Hades – dijo Siff.
– Él se defiende mejor que yo, pero ambos sabemos usar las mismas armas. Y las ballestas van bien para cazar ciertos animales en ciertas zonas.
– ¿Ya se puede cazar por aquí? Sé que las leyes humanas son extrañas.
– ¿En esta época? Sí. Además, el hostal tiene sus propios terrenos de caza, que es dónde hemos ido, y dónde cazan los centauros.
– ¿Los centauros cazan aquí?
– ¿No os lo han dicho? El hostal también es su escondite seguro, y su sitio de referencia si hay algún problema. No pueden presentarse tal cual en los pueblos, así que, cuando Patrick heredó la casa de sus padres, la convirtió en un refugio para ellos. Y fue Loki quién le dijo que la convirtiera en un hostal de montaña para los excursionistas más atrevidos. Se ha ido ampliando hasta lo que es hoy.
– Erik no nos informó de todo esto.
– Tal y cómo nos dijisteis que se decidió todo, no me extraña. No quería que os negarais, así que hizo lo que Loki haría. Omitir detalles.
– Cada día aprende más este chico.
– Duerme con el dios del engaño, no me extraña. Y aún es joven, quién sabe cómo será dentro de unos años. Podría convertirse en un maestro del engaño.
– ¿Un poco como lo que te pasó a ti, que pasaste de doncella de la naturaleza a reina del inframundo?
– Si quieres verlo así...
Una canción cantada por el propio Hades empezó a sonar. Perséfone cogió su walkie-talkie y contestó.
– Hola, querido – dijo Perséfone.
– Hola, reina – contestó Hades.
– ¿Todo bien con Lafi? – preguntó Siff.
– Sí y no. Ha empezado a menstruar y se encuentra mejor. Pero no tenemos nada para ponerle porque sus poderes se han descontrolado un poco y, aunque se ha convertido de forma consciente en una mujer, la transformación en gigante de hielo ha sido inesperada.
– ¿En gigante de hielo?
– Sí, en gigante de hielo. He modificado unos calzoncillos de Susanoo para que pueda usarlos hasta que le pueda fabricar unas bragas menstruales. Creo que ahora mismo es lo mejor para él. También lo hemos vestido con su ropa, buscando la que fuera más grande de toda la que tiene Patrick por aquí.
– ¿Y tiene dolores o mareos? ¿Dolor de cabeza? ¿Vómitos?
– ¿¡Vómitos!? – preguntó una vez femenina, asustada, al otro lado de la llamada.
– Tranquilo Lafi, a ti no te ha pasado – intentó calmarla Hades –. No tiene por qué pasarte nada.
– ¿Seguro?
– Sí, tranquilo. No lo asustes, ya lo está mucho. Necesito que se relaje un poco.
– Ya estamos volviendo, querido – le comunicó Perséfone –. Y traigo un poco de caza.
– Entendido, reina. ¿Qué me traes?
– Un ciervo, de unos siete años. Ha sido escurridizo. Y un par de patos de un lago cercano.
– ¿Patos? Hace tiempo que no comemos pato, tú y yo.
– Y cuatro liebres.
– Vale, voy pensando qué hacer con ellos. Mientras haré de bolsa de agua caliente para una gigante.

ESTÁS LEYENDO
El Lokiverso: Un mundo extraño
Ficción GeneralDespués de escaparse de la prisión de la TVA y robar una tempad, Loki fue saltando de línea temporal en línea temporal hasta que llegó a una que desconocía por completo. Esta historia contiene información de una novela que estoy escribiendo, y ocurr...