67. Thranduil, el dragón

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NOTA: Debido a un bloqueo creativo, este será el último capítulo durante un tiempo. Espero poder volver pronto.


Durante esa semana, Jotunheim se dedicó a hacer y deshacer maletas, cambiarse de ropa cada dos por tres y repasar sus listas mentales una y otra vez. Laufeyson le observaba atentamente, viendo combinaciones de ropa que él aún no se atrevía a ponerse.

– ¡Cuchi! ¿¡Qué biquini quieres que me lleve!? – preguntó Jotunheim a gritos desde el piso de arriba uno de los días.

– ¡El más pequeño, ya lo sabes! – le contestó Erik.

Esa conversación cogió a Laufeyson totalmente desprevenido. Estaba eligiendo la ropa para llevarse en su habitación y eso le distrajo un momento. Salió de la habitación, viendo a Jotunheim de espaldas a él llevando el biquini más pequeño que había visto nunca puesto, y volvió a entrar sin ser capaz de quitarse esa visión de la cabeza. Siguió organizando su ropa, sin tener muy claro qué llevarse y qué no.

– ¿Seguro que me lo puedo llevar todo? – preguntó Laufeyson después de haber recibido esa respuesta por parte de Jotunheim.

– No te preocupes – le explicó Jotunheim –. Vamos con un medio de transporte poco contaminante y que admite de todo. No como los aviones modernos.

Notó como Erik escondía la risa ante esa afirmación. Él sabía cuál era ese medio de transporte, pero no se lo diría. Seguramente era una de esas cosas que lo sorprenderían más cuando las viera. Empezaba a ver la dinámica que tenían ambos, esos gestos que se hacían el uno al otro pero que sólo ellos eran capaces de interpretar.

El que más había cambiado la última semana era él, teniendo los medios para expresarse como necesitaba. Con Erik y Jotunheim se sentía seguro, ya que ellos no criticarían sus decisiones de vestuario, excepto si algo no le quedaba bien. Lo que no tenía tan claro era cómo reaccionarían los otros.

– Lafi, ¿puedes abrir? – le pidió Erik el día que se iban, después de que alguien llamara al timbre –. Tienen que ser Thor y Freya, o Siff y sus hijos.

– Sí, claro.

Abrió la puerta intentando esconder su nerviosismo. Thor y Freya entraron con una maleta de tela cada uno. Las dejaron al lado de la de Laufeyson y la de Erik.

– Hola Lafi – le dijo Thor sin prácticamente mirárselo –. ¡Loki! ¿¡Lo tienes todo preparado o no!?

– ¡M-me faltan un par de cosas! – escuchó que le contestaba Jotunheim.

– Será posible... Siempre igual... Ahora bajo.

Thor subió al piso de arriba, dejando a Laufeyson y Freya solos. Ella se lo miró.

– Te queda bien esto que llevas puesto – le hizo saber Freya.

– Ah, gracias... – le agradeció Laufeyson tímidamente.

– ¿Ha sido cosa de Loki?

– Eh... Lo he elegido yo, él sólo lo ha pagado.

– Me gusta.

Laufeyson se relajó al escuchar eso y sonrió. Si Freya había reaccionado de esa forma, era muy probable que aquellos que lo trataban hicieran lo mismo. Erik bajó en ese momento, con Sylvie en brazos.

– Lafi, ¿la coges un rato? Estamos teniendo problemas arriba – le pidió Erik.

– Sí, claro – contestó Laufeyson, cogiendo a la pequeña –. Ven con el tío Lafi, bonita.

– Con la de tiempo que lleva planeándolo todo, ¿aún no ha terminado? – preguntó Freya.

– Ayer a las diez cerró las tres maletas, dos de suyas y la de Sylvie – explicó Erik –. A las tres de la madrugada las ha vuelto a abrir y lo ha sacado todo. Debería haber hecho yo la maleta de la niña, pero ya sabes cómo sufre por si nos dejamos algo o no. A veces me supera. Vuelvo arriba, a ver si puedo cerrar la de la niña como mínimo.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2023 ⏰

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