61. Galletas de disculpa

23 2 0
                                    

Siff y Hades estaban en la cocina con los gemelos. Los tenía amasando para hacer galletas de disculpa para su madre mientras él se encargaba de las partes más complicadas. Siff les observaba, apoyada contra la pared.

– Altaïr, no te comas la masa – dijo Hades sin quitarle los ojos de encima al bol que tenía en las manos.

– Te ha quedado muy buena, papá – contestó Altaïr.

– Pero no te la tienes que comer cruda. Antes hay que cocinarla, o te pondrás enfermo y no podrás jugar con la nieve.

– Yo quiero jugar...

– Pues ya lo sabes. Nada de comer masa cruda. ¿Dónde he dejado...? Ah, aquí.

Hades cogió un bote de mermelada y añadió una cucharada en el bol antes de seguir mezclando. Petra hacía formas con las manos, sabiendo muy bien que no había cortadores de galletas en el hostal.

– Altaïr, vuélvete a lavar las manos – le dijo Hades cuando vio que iba a tocar la masa.

– Pero me las he lavado antes.

– Y te las has metido en la boca con un trozo de masa. Lávatelas.

– Vale...

El pequeño Altaïr saltó del taburete en el que estaba de pie para poder llegar a la encimera de la isla de la cocina y lo arrastró hasta tenerlo delante del fregadero, dónde se lavó las manos. Hades cogió una cucharita y probó el contenido del bol.

– Hm... Perfecto. Este ya está. ¿De qué hacemos el siguiente, niños?

– ¿De menta? – propuso Petra –. A mamá le gusta la menta.

– Sí, le gusta mucho. Si no fuera por ella, la menta no existiría.

– ¿Y cómo lo hizo?

– Pues... Había una chica hace mucho tiempo que le quería quitar papá a mamá, y mamá la transformó en lo que conocemos hoy como menta.

– ¿Estás seguro de que esta es forma de contarles esta historia a tus hijos? – preguntó Siff.

– Es la verdad, sin entrar en detalles escabrosos.

– ¿Pero qué le hizo tu mujer a la pobre chica?

– Menta hizo. A ver, qué necesito para hacer esto...

Hades se puso a buscar los ingredientes que necesitaba mientras murmuraba. Altaïr volvía a estar amasando galletas mientras su hermana hacía formas. Siff miró a Hades, incrédula de lo que acababa de decir.

– ¿Ocurre algo? – preguntó Hades al verle la cara.

– ¿Cómo puedes estar tan tranquilo después de haberme dicho que... Perséfone "volvió menta" a una persona?

– Tampoco es para tanto, ni que la hubiera matado.

– Espera, ¿me estás diciendo que Perséfone realmente la transformó en la planta de menta?

– Sí, claro. ¿De verdad te creías que la había matado?

La cara de Siff se lo dijo todo a Hades. Lo creía de verdad. Él sólo se limitó a reír antes de empezar a hacer la siguiente mezcla para las galletas.

– Papá, ¿harás uno de granada? – preguntó Altaïr.

– Si queréis, sí – contestó Hades.

– Yo quiero de limón – pidió Petra.

– De limón para mi princesa, entendido.

– Quiero hacer una flor para mamá.

Hades sonrió con ternura. Adoraba a sus niños, y no lo escondía. Siff suspiró, haciendo que Hades la mirara.

El Lokiverso: Un mundo extrañoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora