Capítulo 9. Voces.

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1978.

—Oh vamos...

—No lo haré.

—Pero...

—No.

—Por favor, Min.

—Simplemente no me gustan.

—No puedes decir eso si no los has probado.

—No tengo la necesidad de probarlos.

—Pero, por favor... —él volvió a lanzarle aquella mirada convincente. Ella hizo una mueca.

—Albus...

—Una vez. Sólo uno —insistió.

—Pero... —ella gruño y él mantuvo su mirada. Soltó un suspiro y no tuvo más remedio que tomar un caramelo y lanzárselo a la boca. Albus sonrió ampliamente.

—¿Y bien...? —preguntó.

Ella hizo una mueca y el rostro de Albus se apagó. Soltó una pequeña risa y se quedó perdida observando sus ojos claros a la luz del fuego. Su cabello castaño rojizo se podía apreciar tan brillante y vivo como siempre. Amaba su color.

—¿Por qué te burlas? ¿Acaso están tan mal para ti? —replicó él después de unos momentos. Minerva negó con la cabeza.

—No. Realmente no están mal. Después de todo me gustaron. —admitió luego de unos instantes.

—¿De verdad? —los ojos de Albus recuperaron su peculiar brillo—. ¿Entonces de qué te ríes?

Ella suspiró y raramente dejó escapar una sonrisa.

—Simplemente me parece increíble la manera en la que actúas. Sigues siendo el mismo, Albus; como un niño que disfruta de la vida y que vive plenamente, siendo feliz por los pequeños detalles de un día común.

Él sonrió cálidamente y tomó dos caramelos.

—Así hay que ser querida. —le extendió un caramelo, ésta vez uno de durazno, y ella lo tomó enseguida.

—Es muy difícil... —susurró ella. Él permaneció mirando al fuego.

—El tiempo o las circunstancias en el momento dado te harán ver que, a pesar de nuestras preocupaciones, no lo es —sonrió y miró los ojos verdes de la mujer—. ¿Qué tal el de durazno?

Ella sonrió ante la pregunta y le dio una mirada de aprobación.

—No está mal —comentó.

La sonrisa de Albus se agrandó, ella soltó un suspiro.

—Oh Albus...

Él se acercó a ella y le depositó un ligero beso en los labios. Ella abrió bien los ojos al sentir el contacto y le devolvió el favor. Albus rio ligeramente y ella se recostó sobre su pecho disfrutando de la sensación placentera que provocaba el estar junto a él.

Los dos permanecieron tranquilos y acoplados observando el fuego. Contemplaban la despejada noche que se dejaba ver por la ventana, escuchaban únicamente el sonido del viento y sus frágiles respiraciones transcurrir cuando...

—¡Minnieeeeeee! —la puerta se abrió aparatosamente y Sirius apareció con Maggie en brazos. Minerva dio un salto y se llevó una mano al pecho, Albus de inmediato se volteó hacia la puerta.

—¡BLACK! —exclamó Minerva alarmada. Se volteó también con la intención de reprenderlo cuando vio a su hija en sus brazos. Sintió que el alma se desprendió de su cuerpo al ver su rostro pálido y sus ojos cerrados. Era como si estuviera muerta—. ¡¿Maggie?! ¡¿Qúe pasó?! —se levantó de un salto y corrió hacia el pelinegro. La expresión tranquila de Albus se esfumó en segundos.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora