Capítulo 10. La apuesta.

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—Vaya... —susurró la niña de ojos cristalinos. Ella sonrió un poco triste.

—Lo sé. No es el mejor recuerdo... pero tampoco vi por qué pasarlo por alto. —la niña la observaba atentamente—. Debes saber todos los detalles si quieres conocer bien la historia.

Ambas miraron al cielo en silencio por unos instantes. La niña se acercó al album unos momentos después.

Empezó a andar por las páginas y soltó una pequeña risa al ver una foto escondida. Cuatro niños se encontraban sonrientes saludando y aparecían dos adultos justo detrás de ellos. Una pelinegra y un castaño.

—¿Y éste? —preguntó señalando la foto. Ella desvió sus ojos del cielo para ver la imagen y sonrió.

—Oh ese... —susurró con una sonrisa—. No estuve ahí ¿sabes? pero me sé su historia perfectamente.

—¿Y éste sí es bueno?

—Claro que sí.

—¿Cómo lo sabes?

Sonrió.

—Alguien muy especial me lo contó hace tiempo...


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1972.

—Oh vamos... deberíamos estar siguiendo al prefecto para ir a nuestra sala común —se quejaba Remus.

—Estoy de acuerdo con Re... —James le lanzó una mirada a Peter. Él dejó de hablar y se encogió.

—Ahí está, ahí está, ahí está —señaló Sirius con una gran sonrisa. James se contagió de su emoción y ambos aumentaron la rapidez de sus pasos. Remus soltó un suspiro y se quedó atrás con Peter.

—No entiendo por qué hacen tanto alboroto —se quejó Pettigrew—. Es sólo una profesora...

—Debo admitir que también es de mi agrado —comentó Remus—, pero no me parece muy apropiado el seguirla tanto. Y menos ahora que está en este estado...

Ambos miraron a sus amigos acercándose. Remus soltó un suspiro y los siguió y finalmente Peter no tuvo más remedio que hacer lo mismo.

Mientras tanto, tanto Sirius como James iban a desarmarse de la emoción al llegar. Albus sonrió y miró a Minerva, quien lo fulminó con la mirada y volvió a su expresión neutra. Aquello alegró aun más al director.

—Buen día jóvenes —exclamó tranquilamente. Sirius y James intercambiaron miradas.

—¡Hola! —exclamó el chico de cabello azabache rebelde. Albus le devolvió la sonrisa y se apresuró a mirar al otro chico; quien mantenía sus ojos grises clavados en Minerva. Ella apretó los puños.

—Black, Potter —inició—, por si no lo han notado hace tan solo algunos minutos el presente director les ha indicado que se retiren a su respectiva sala común guiados por los respectivos prefectos de cada casa —la mujer los miró amenazantemente. La mirada de Albus parecía ser de absoluta suficiencia.

—Eh, sí, lo hemos notado. —aclaró el pelinegro quien correspondía al apellido «Black»—. Pero simplemente preferimos acercarnos un poco.

Remus y Peter se acercaron finalmente y se colocaron justo al lado de sus amigos. La expresión de Minerva se tornó aún más pesada.

—Esto no es una buena idea... —murmuró Remus. James hizo caso omiso y continuó:

—Pero cuéntenos, profesora, ¿cómo va ese balón? —preguntó. Albus rio por lo bajo al escuchar la expresión.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora