Capítulo 29. Un vistazo al pasado

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—Profesora...

El agudo sonido de los tacones de Maggie restallando contra el suelo eran incesables. Un hombre alto y delgado, de cabello oscuro y grasiento y de nariz ganchuda la seguía muy de cerca.

—Profesora. —Dijo él una vez más con voz gutural. Maggie soltó un bufido exasperante y se volteó con rapidez.

—¿Podría ser tan amable de dejarme en paz, profesor Snape? —Sus palabras eran frías y bruscas. Severus frenó sus pasos una vez que la tuvo de frente.

—Maggie... nuevamente quiero intentar hablar contigo. Quiero que me escuches, por favor...

—Es profesora Dumbledore, no "Maggie" —Bufó.

—Pero...

—La Maggie que usted alguna vez conoció está muerta, Snape. —Sus ojos verdes eran frías cuencas vacías. Sus palabras eran ciertas; ya no podía ver a la niña dulce que lo perseguía por los corredores y los jardines aun contra su voluntad.

—Maggie... —Tras su oscuro cabello podía ver sus ojos negros. Un destello de tristeza los iluminaba aquella tarde—. Déjame...

—El pasado es el pasado. —Replicó—. Ahora ambos somos adultos y, desgraciadamente, compañeros de trabajo. Ambos nos dedicamos a lo mismo; sin embargo no existe ninguna otra similitud entre nosotros. —Jamás había visto tanto dolor en los ojos de aquel antiguo amigo suyo. Su sensible corazón se sentía conmovido, pero su enojo podía más que cualquier otro sentimiento encontrado—. Siempre fui un estorbo para ti de todas formas, ¿por qué no disfrutas ahora que te has librado de la pequeña niña tonta que te seguía a todos lados?

—Jamás fuiste ninguna "pequeña niña tonta" —Respondió él, disgustado—. Llegué a quererte mucho.

—Y yo a ti, no puedo decir que no. —Sus ojos se oscurecieron—. Pero eso fue antes de que te unieras a aquel que asesinó a mis padres, a James y a Lily.

—Maggie no...

—¡Sirius está pudriéndose en Azkaban por algo que no hizo! —Exclamó—. ¡Peter está muerto! ¡Ayudaste, Snape! ¡Colaboraste con todo esto! —Sus ojos se llenaron de lágrimas. El libro que cargaba en sus brazos estaba ahora presionado fuertemente contra su agitado pecho—. Traicionaste a mis padres dejando a Voldemort entrar al castillo aquella tarde de octubre. —Dijo. Snape bajó la mirada—. Me dejaste sin padres, ¡¿qué no entiendes?! ¡Los entregaste!

—Y-yo...

—Claro, ya lo sé. No quisiste hacerlo, no fue tu culpa. Te obligaron, te torturaron... blah —Sus ojos no se apartaban de él—. Querías vengarte de James. Querías hacerlo miserable por el simple hecho de haber conseguido el corazón de Lily. Querías...

—¡No! —El potente grito que soltó la hizo callar.

Maggie frunció el entrecejo y aferró el libro de Transformaciones a sus brazos.

—No... —Repitió. Severus dio un paso al frente, Maggie dio un paso atrás—. Es verdad... quería a Lily... —Sus ojos se elevaron. Maggie dio otro paso atrás—. Pero... no era suficiente.

Ambos se sostuvieron la mirada.

—Yo no era suficiente.

Maggie lo estudió con la cautela. Si bien siempre lo consideró un joven muy alto y apuesto de niña, ahora no podía opinar lo mismo. Sí, debía admitir que era bastante alto; pero sus facciones no le eran favorables, y aquellos ojos oscuros que solían sonreírle a escondidas estaban ahora apagados y hundidos.

—Maggie... —Sin darse cuenta sintió unos dedos delgados cerrándose entorno a su brazo. Quiso zafarse, pero él no se lo permitió—. Maggie...

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora