Capítulo 19. Lo Prometo.

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1977.

—Hmmm... —se escuchó de repente.

—Eh... ¿Sirius? —llamó Remus.

—Entonces la chica se me lanzó encima —continuaba el pelinegro, quien le narraba a James una de sus recientes historias amorosas—. Está claro que soy irresistible, no lo puedo negar, pero esta chica...

—Sirius...

—Tiene unos ojos preciosos y un cabello espectacular. Claro que tengo que mencionar el cabello, porque, por supuesto, el cabello es muy importante. —Remus rodó los ojos al ver cómo agitaba el suyo. James soltó una carcajada burlona.

—¡Sirius! —exclamó el castaño exaltado.

—¿Qué quieres, Lunático? —respondió volteándose para verlo. Remus se encontraba cerca de una pequeña puerta posada a la mitad del corredor. James enarcó una ceja.

—Eso es nuevo. —Añadió. Sirius frunció el ceño.

—Nunca había visto esa puerta antes. —Confesó.

—Puedo jurar que escuché murmullos. —Señaló Remus. Sirius y James se miraron entre ellos.

—Hmm... —se escuchó—. ¿Albus? —Remus abrió bien los ojos.

—E-Esa... e-esa voz...

—Hm... ¿Sí? —respondió el director tras la puerta. La mujer rio suavemente.

—M-Me pareció escuchar algo... —susurró. James y Sirius sonrieron juguetonamente.

—Están tras esa puerta, eso es obvio —dijo James.

—Y qué tal si...

—Oh no...

—Entre los tres...

—Por favor no...

—No hay tiempo para pensar, ¡alohomora! —Todo fue muy rápido. Remus no logró explicar cómo fue que Sirius logró sacar su varita y abrir aquella puerta con tanta rapidez, pero aquello fue lo que sucedió en cuestión de segundos.

—Hola hola, tortolitos. —Carcajeó James ladeando la cabeza con una gran sonrisa en el rostro. En cuanto la puerta se abrió la profesora y el director salieron expulsados de aquel pequeño armario y aterrizaron justo frente a ellos.

—Vaya Minnie... yo diría que esto es digno de un castigo, ¿no chicos?

—¡BLACK! ¡LUPIN! ¡POTTER! —chilló Minerva tratando de ponerse en pie. Albus soltó una carcajada y negó con la cabeza—. ¡ALBUS! ¡NO VEO UN CARAJO!

—Tienes mis lentes puestos, querida —respondió él poniéndose en pie con su característica elegancia. Minerva enrojeció al notar que efectivamente ella llevaba los lentes de media luna de su esposo sobre su nariz.

—Le sientan bien esos lentes, profesora —se burló Potter.

—Se ve absolutamente hermosa, ¿verdad director?

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora