Capítulo 25. Nueve Años Vacíos.

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»Es mi culpa...

»Es mi culpa...

»Es mi culpa...

»Es mi culpa...




• • •

—¿Ma?

Su piel se erizó.

La figura de su madre poco a poco fue haciéndose visible. Aquellas facciones que habían comenzado a tornarse borrosas en su memoria habían aparecido allí, justo frente a ella.

—Ma... —susurró con lágrimas en los ojos. La mujer pelinegra dejó de observar la ventana y se volteó. Su sombrero, su cabello, sus ojos, su túnica, su rostro... Todo era tan familiar y tan ajeno al mismo tiempo...

—Te hemos extrañado mucho, Pelotita. —Una voz liviana se hizo presente a sus espaldas. Sus ojos se abrieron enormemente.

Una lágrima por fin logró escapar de ellos.

Su padre también se encontraba allí.

—Y-Yo... —se volteó para ver a su madre. La mujer se acercó y tomó sus mejillas entre sus manos. Maggie colocó sus manos sobre las suyas.

—Veo que nuestra pequeña ha crecido, Al... —susurró. Las lágrimas que se desbordaban de los bellos ojos de Maggie ya eran imparables. Su cuerpo entero se estremecía cada vez que los delgados pulgares de su madre acariciaban sus mejillas.

—Oh Maggie... —susurró Albus a sus espaldas. Minerva sonrió y abrazó a su hija. Él lo hizo también por detrás.

Maggie no pudo evitar soltarse a llorar al sentirse entre sus brazos.

—Pa... Ma... —Susurró. Ambos comenzaron a desvanecerse—. ¿Por qué me han abandonado...?







—¡Maggie! —Una Ariana de diez años saltaba al borde de su cama. La pelinegra abrió los ojos lentamente.

—B-buenos días, Ari. —Susurró. La niña le sonrió con dulzura.

—¡Es hora de levantarse, Maggie! ¡Vamos! —Chilló—. Ayer te dormiste muy temprano... —Una vez que los ojos de la joven estuvieron completamente abiertos una pequeña sonrisa se formó en su rostro.

—Es verdad... —Respondió mientras recordaba cómo el recuerdo de la muerte de sus padres la había golpeado de nuevo.

—Hoy es... el día. —Susurró Ariana. Maggie asintió con la cabeza en silencio.

—Así es... pero no pensemos en eso ahora, ven aquí. —Le dijo para extenderle sus brazos. Ariana sonrió ligeramente y se abalanzó sobre ella. La sonrisa de Maggie se ensanchó.

—¿Podemos ir a la colina antes de visitarlos? —Preguntó—. Me gusta observar las hojas y el cielo...

Maggie asintió con la cabeza lentamente. Un recuerdo la golpeó al instante.

Las hojas y el cielo.

—¿Maggie?

Mientras observaba el cabello casi rojizo de Ariana el recuerdo de la voz de su padre se hizo presente. Su corazón se encogió.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora