Capítulo 16. Un regalo para papá (Capítulo Navideño)

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•Capítulo Navideño•



Navidad de 1978.

—Ohg ¿Qué querrá Albus esta vez?

—Oh... pues no lo sé...

—Tiene muchísimos caramelos de limón... y sí, Maggie, no resultó: encontré esos caramelos tras uno de los árboles de Navidad en el Gran Comedor —Maggie se encogió ligeramente al escuchar la revelación—. ¡Además! También ha conseguido túnicas coloridas nuevas... lo vi entrando con ellas..., también tiene montones de sombreros y...

—Uh... —exclamó la niña.

—Ya lo sé, Maggie, ya lo sé; tu padre tiene un muy mal gusto para su ropa. Debería arreglar eso, ¿no lo crees?

—No, no... No hablo de eso, Ma.

—Oh, ¿entonces? —la pequeña elevó la mirada y sonrió.

—¿En serio no sabes qué piensas darle para Navidad? —la mujer bufó y negó con la cabeza.

—¡Es que tiene de todo, Margaret! —exclamó. La niña arrugó el rostro al escuchar su nombre completo—. No podría... bueno, aunque... Tal vez... Bueno, él ama los calcetines...

—Oh no, eso no servirá.

—¿Y por qué no? —chilló McGonagall exasperada.

—Poooorque yo ya he comprado calcetines para él, Ma —la mujer se detuvo a mirarla y entrecerró los ojos. Maggie rio—. Ups...

—Mmm... —la profesora dejó de mirar a su hija y comenzó a caminar por todos lados. Maggie la miraba expectante—. ¿Y si...?

—No voy a compartir las medias contigo —chilló.

—¡Pero Maggie...!

—Es mi regalo. Quiero dárselo yo —la mujer entrecerró los ojos de nuevo y dejó de moverse—. Tu mirada matadora no va a funcionar... Ya estoy acostumbrada —Minerva bufó.

—¡Oh, vamos Maggie! ¡Ayuda! —la niña negó con la cabeza decidida—. Bien... entonces lo intentaré yo sola.

—Bien.

—Bien.

—Y no vengas a buscarme cuando mi regalo sea mejor que el tuyo, Maggie. Este será un juego justo.

—Estoy de acuerdo —intervino la niña—. ¿Cuál es la apuesta?

—Gana la que le dé el mejor regalo. Simple —Maggie abrió bien los ojos y la miró sorprendida, pues esperaba algo peor. ¡Aquello era muy fácil!—. Mi apuesta es de cinco galeones esta vez.

—¡CINCO GALEO...!

—¿Lo tomas o lo dejas? —la niña la miró y la profesora le extendió la mano. Maggie entrecerró los ojos—. Sabes que cumplo lo que digo, no tienes de qué preocuparte.

—Muy bien... —la pequeña se bajó de un salto de la cama y miró a su madre. La mujer sonreía sospechosamente.

—Claro, si yo gano...

—Oh no...

—Oh sí. Tendrás que iniciar conmigo las clases individuales de las que te he hablado inmediatamente y sin réplicas —la niña arrugó el rostro. La profesora McGonagall se enderezó aún con la sonrisa visible plasmada en su rostro y mantuvo su mano extendida. Maggie parecía dudar—. ¿Aceptas? —la pelinegra arrugó la nariz—. Bien, y te enseñaré a tocar el piano también.

—¡ACEPTO ENTONCES! —chilló apretando su mano blanca y tersa. La sonrisa de McGonagall se ensanchó—. Prepárate para la pelea, Ma... Esto va a costarte.

Inmemorables Recuerdos {Harry Potter/MMAD}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora