Capítulo 1.

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En mis veinticuatro años de edad, jamás había metido tanto la pata como en ese momento.

Abrí los ojos algo dormida, sintiendo la boca pastosa y los ojos pegados como cuando despiertas con conjuntivitis. Me dolía el cuerpo de una manera que sabía reconocer como agotamiento físico y mi cabeza giraba en círculos constantemente sin poder entender hacia dónde llegaría. Quise ponerme de pie lentamente, pero todo parecía dispuesto a hacerme doler en ese momento. Traté de entender que había sucedido y las imágenes de una noche de fiesta llegaron a mi cabeza. ¿Qué había sucedido?

Recordaba vagamente a mi hermana y a sus amigas tomando en su despedida de soltera, mientras reían y bailaban al ritmo de canciones que yo no conocía. El cerebro me volvió a doler cuando recordé lo mucho que había tomado. Habíamos ido a un club de strippers, eso sí me acordaba muy bien, y yo había pasado la noche sentada y con los brazos cruzados indignada por nuestra decisión. No estaba de acuerdo con vivir ese tipo de situaciones en donde una le gritaba a hombres desnudos cuando yo pasaba el tiempo tratando de impedir eso. Cruzada de brazos, enfadada y haciendo muecas de asco, así pasé mi tiempo en ese club donde las mujeres enloquecían por una carne bien hecha y trabajada. En cambio, yo me emborrachaba sin parar y bailaba sola las canciones que hablaban sobre cosificar a la mujer. Esa noche me lo podía permitir. Esa noche me podía permitir todo.

Mi hermana se casaba en unos días y todavía no podía creerlo. Era como si nunca lo hubiera asumido y viviera en un especie de nube hasta que llegó el momento en dónde tuve que asumirlo. Ese momento era aquella fiesta en donde ella bailaba con un velo falso y se reía junto a sus amigas igual de artificiales.

Nunca había tenido una buena relación con ella, de hecho había sido un caos desde el primer momento que nació y decidí que era una buena idea ahogarla con una almohada. Sí, no estoy orgullosa de mi accionar cuando conocí a esa belleza rubia y perfecta, pero creo que desde ese momento me di cuenta que esa relación estaba llena de fracasos. Incluso en ese momento, cuando estaba por casarse con mi ex novio.

Me quise poner de pie, pero debido a mi cansancio supe que eso iba a costarme más de lo pensado. Así que preferí incorporarme en la cama primero para luego poner los pies en el suelo, sin embargo, algo me detuvo en seco. Al lado de mi cama, recostado sobre mis sábanas blancas y limpias, estaba la representación de todo lo que una mujer soñaba. Un hombre dormitando, con un abdomen sacado de una película erótica y por un momento me quedé pensando que podía lavar tranquilamente la ropa en ese lugar. Lentamente reaccioné comprobando que estaba en mi cama un tipo con el que jamás dormiría, que iba totalmente fuera de mis creencias y además jamás me prestaría atención.

Pero estaba ahí, dormía con la boca levemente abierta y como si no estuviera pasando el tren cada treinta minutos. Traté de recordar el motivo de su estadía en mi casa y cama y aun tratando de ejercitar la mente no logré nada. ¿Me había acostado con un stripper? ¿Qué clase de persona era?

Fui hasta mi baño, haciendo el menor ruido posible y me observé al espejo sin reconocerme. Primero porque tenía una cara de muerta terrible y segundo porque yo jamás me acostaría con una persona que no conocía. ¡Mucho menos un hombre que vendía su cuerpo! Bueno, no lo vendía técnicamente, pero casi. No entraba en mi cabeza aquella posibilidad.

Todo era culpa de mis problemas con esa boda. Sí recordaba que la noche anterior había bebido angustiada, porque no podía creer que finalmente llegara el día que mi hermana me hiciera aquella maldad.

Lisa, como se llamaba, siempre había sido una persona que conseguía lo que quería simplemente chasqueando los dedos. Tenía algo que conquistaba a todos los que estaban a su alrededor y así había sido desde el primer día que nos conocimos. Con el tiempo descubrí que ella era la bonita, la capaz de conquistar a todos y decidí ser la inteligente de la familia. Me dediqué a la administración de empresas y no volví a pensar en otra cosa que no fueran los números hasta que me di cuenta que me había quedado sola por ser tan ambiciosa. Lisa se había quedado con todo mientras. Los amigos que yo había ignorado, el departamento que nuestros padres nos regalaron, pero quedaba lejos de mi universidad, y, finalmente, mi ex novio.

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora