Capítulo Diecinueve.

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Mi familia era extraña, no iba a negarlo de ningún modo, pero a veces me sorprendía que enamorados con la idea del casamiento estaban. Las fiestas como esas tomaban días en realizarse y teníamos miles de experiencias sumamente idiotas como esa. Iba a casarme sola, en secreto con alguien que no fuera tan asquerosamente cliché como mi familia.

Lo peor es que Thomas había aceptado cada una de esas cosas cuando por años se había burlado conmigo de sus rituales. Pero ahí estaba, en una sala enorme llena de fotografías que colgaban del techo que retrataban toda su vida. Una vida que había sido compartida conmigo por tantos años y era imposible ignorarlo. Vi algunas fotografías polaroid de nosotros dos siendo los mejores amigos, aunque por supuesto no encontré ninguna que demostraran una relación entre nosotros. Me causaba gracia porque la había tenido y al parecer todo el mundo la había olvidado.

—Hey —lo saludé mientras me acercaba y observaba lo bonito que estaba el lugar. No iba a negar que habían creado un ambiente precioso con la luz tenue y la vida de ambos alrededor del lugar.

—Ah... hola, Ally —me saludó sin ganas, aunque no dije una palabra con respecto a su cambio de humor. No lo había visto bien antes y la realidad es que todavía estaba un poco tonta con todo lo que había sucedido con Nick.

Me detuve frente a él y por un momento me di cuenta que tenía que preguntarle por lo sucedido en el probador, pero al mismo tiempo no me animaba. Temía no estaba preparada para ser rechazada tan rápido. Así que preferí ver el video que estaba en la pantalla y noté que era ese que había hecho yo. Vi mi vida con Thomas por un rato largo y me quedé pensando que había sucedido con nosotros.

Éramos la pareja perfecta, completamente hecha para el otro y aun así sentía que eso estaba muy lejano. Miré a la chica feliz que era cuando estaba con él y me pregunté en dónde estaba esa persona y que había pasado con ella.

—¿Cuándo nos perdimos tanto, Thomas? —le pregunté sincera, desde el fondo de mi corazón y finalmente llamé su atención. Me miró sin saber que decirme y en ese momento comprendí que él tampoco sabía la respuesta—. Yo era feliz con tan poco. Me prometías el cielo y yo me lo creía...

—Sinceramente te hubiera bajado el cielo y más, Ally —admitió y yo sonreí, porque se me hacía lindo que dijera esa cursilería. Miró otra fotografía que tocaba mi hombro, esta vez de nosotros dos en Halloween—. Siempre fuiste la chica para mí... cuando éramos chicos me imaginaba llevándote al altar, teniendo hijos... viviendo para siempre juntos. En mi vida siempre tú y nada más.

No era la primera vez que me comentaba estas cosas, pero no soltaba nada de su boca cuando yo le pedía explicaciones por sus palabras. Yo quería saber más, quería entenderlo y volver a tenerlo. ¿Qué era lo que tenía que hacer para volver a tenerlo en mi vida? Cuando dejé a Thomas lo perdí todo. Había pasado la mitad de mi vida con una persona, siendo mi mitad y de un día para el otro no estaba más. Había muchas cosas que habían dejado de tener sentido desde que él no estaba.

No iba más a bares de deportes porque echaba de menos gritar cada tanto con él, odiaba mi banda favorita llamada The Killers porque escucharla me recordaba a cada momento que habíamos pasado en nuestra vida. Cuando miraba a Thomas y él me devolvía esa mirada llena de sentimientos, me preguntaba si realmente podía seguir viviendo una vida sin mi mejor amigo. Sin mi mitad.

—¿Por qué no te quedaste entonces? —quise saber finalmente, tragando saliva lentamente ante la angustia que sentía. Decirlo me daba fuerzas, pero al mismo tiempo me iba destruyendo cada vez más—. Te dije que no quería casarme... en ese momento. Quería seguir la misma vida que llevábamos y el casamiento no tenía que ser en ese instante. Podíamos seguir viviendo y...

—Tu rechazo me mató, no pude seguir fingiendo que no me habías hecho daño. Pensé... no lo sé, Ally, pensé que no te veías en mi vida para siempre como yo si lo hacía contigo —confesó y yo lo miré horrorizada, porque siempre había sido al contrario. Pasábamos horas bromeando sobre nuestro futuro, nuestros hijos y una vida como viejitos aburridos—. Estabas muy metida en tu mundo que no veías más allá de tí y de tus progresos. Querías que el mundo se cayera a tus pies y finalmente tener todo lo que no habías podido conseguir por obra propia. Siempre fuiste así, pocas veces aceptaste dinero de alguien, ni siquiera lo que te correspondía de herencia de tus abuelos. Siempre fuiste muy independiente... y, bueno... de repente fuiste mucha mujer para mí.

En ese momento el corazón me dolió, ni siquiera sé cómo explicar ese sentimiento de angustia que viví cuando Thomas me dijo aquello. Yo había luchado para ser alguien, para conseguir encontrar el balance en mi vida y ganarme el dinero que decía merecer. Había terminado mi carrera con honores, siendo la mejor de mi clase y una gran promesa. Pero, sin embargo, eso había llevado a Thomas a pensar que yo era demasiado para él.

—¿Qué dices, Thomas?

—No lo ves, pero para ti todos somos menos. Tu eres la graduada con honores, la mejor de la clase, la más inteligente, la más preciosa... siempre eres y quieres demostrar que eres lo mejor. Por supuesto que amaba eso de ti, pero de repente fue más grande que yo. Te habías vuelto una mujer incapaz de ser amada porque tu espectativa de amor era gigante y yo no la podía cubrir... no solo es tus ganas de casarte o no. De repente yo era tu sombra...

—¿Y eso qué significa? ¿Que de la nada no podías estar conmigo porque yo era mejor, según tu criterio, que tú? ¿Estás diciendo que mi hermana es menos que tú? —le exigí saber algo ofendida. No me gustaba que alguien que no fuera yo hablara mal de mi hermana.

—No, en ese momento me sentí así y por eso te dejé. Por eso no pude seguir ni siquiera siendo tu amigo.

Me di cuenta que estaba llorando cuando las lágrimas me tocaron las mejillas y a Thomas no pareció importarle para nada. Me quedé observando a un hombre que no conocía, que no comprendía en lo más mínimo y me dolió en el corazón no saber qué hacer con ese sentimiento.

¿Alguna vez han sentido que están frente a una persona pero ya no es como era antes? Thomas era un desconocido para mí, incluso cuando lo había conocido toda mi vida. Lo observé tratando de recordar qué cosas amaba de él, que me gustaba y que no. Pero no encontré nada más que sentimientos viejos que todavía latían en mi.

—Pero... cuando tuve todo lo que quería me di cuenta que no era suficiente. Te quería a ti, quería la vida que nos habíamos prometido, Ally. Me confundí contigo, cometí todos los errores que jamás alguien debería cometer y ya es muy tarde para ir hacia atrás —me susurró y yo me quedé en silencio sin saber que decirle—. Daría todo en mi vida para volver atrás y no comprometerme con tu hermana.

Me quedé dura al entender eso, al comprender que no quería casarse con Lisa a pesar de todo. ¿No era eso lo que estaba esperando escuchar? Sin embargo, había sonado demasiado amargo en ese momento y yo no sabía qué quería decirme. Thomas me miraba con sus ojos claros posados en los míos, queriendo llegar a mi de un modo que no entendía.

—No... ¿No amas a Lisa?

—Amar es una palabra gigante, Allison. Solo sentí amor por ti, Lisa me obligó a casarme.

Me quedé en silencio sin entender nada de lo que estaba sucediendo y mi teléfono comenzó a sonar enloquecido en mi bolso. ¿Por qué Lisa había obligado a Thomas a casarse con él? ¿Cómo había logrado hacer eso? No entendía mi cerebro y no me di cuenta que las puertas se habían abierto, haciendo Nick aparición en esa sala.

—Lisa está embarazada, Ally. Lo sabe toda la familia menos tú... 

Quiero robarme al novio [Terminada]Where stories live. Discover now