Quiero robarme al novio [Terminada]

Capítulo Dieciocho.

Mi cuerpo rebotó contra el colchón cuando Nick me dejó caer y no me importó darme cuenta que el vestido negro estaba subiéndose por mis caderas. A él claramente tampoco. Nuestro beso fue eterno, pero no me quejé en ningún momento de eso y por un momento me sorprendió lo mucho que podíamos estar besándonos sin tocarnos. Era un dulce apasionado, pero sin pedir más. Nunca había analizado los besos de Nick y su manera embriagante de atraparme, porque desde el primer momento besarlo había sido fácil y algo que me hacía bien. Su boca encajaba perfectamente con la mía y me encantaba todo de ese proceso. Su aroma masculino, su rostro cerca del mío, del modo que abría mis labios para dejar entrar a su lengua que simplemente se coordinaba con la mía. Su beso era de esos que dejaban sin aire y cuando nos separamos un minuto fue por eso.

Lo miré a los ojos sin sentirme confusa después de tanto tiempo y lo empujé suavemente por los hombros. Si bien no lo había hecho con fuerza, él se alejó finalmente haciéndome sonrojar cuando me puse encima de él. Con una paciencia que parecía sacada de uno vaya a saber donde, le quité la camisa que llevaba puesta. Había visto su cuerpo, pero en ese momento podía apreciarlo todo lo que quería. Mi boca acarició con mis labios su piel, dejando pequeños besos en las partes que me gustaban.

—Quítate la camisa —le pedí y él se incorporó un poco para sacarla, dejándola caer. No estaba tan loca como para olvidarme que eso tenía que usarlo luego y que iba a transpirar si no la quitaba. Cuando la dejó caer, sus manos fueron a mis piernas y las acarició subiendo hasta las caderas, llevando consigo el vestido que ya de por si era corto. Lo miré con una decisión que era desconocida en mí, incluso me moví suavemente contra su cuerpo, moviendo mi cadera sobre su entrepierna y escuchando su queja silenciosa—. ¿Quieres que me quite el vestido?

—Si es por mí... quítate hasta los anillos.

Me reí ante su petición y eso hice, solo para molestarlo. Seguí moviéndome sobre su cuerpo, como si estuviéramos realmente desnudos cuando había demasiada ropa entre nosotros y me quité lentamente cada uno de mis anillos. Incluso mis aretes y el collar que colgaba sobre mi pecho. Vi su ansiedad y como quería volver a la posición de antes, pero me mantuvo firme y no pude lograrlo. Finalmente, me quité el vestido con lentitud, aprovechando que no llevaba sostén al ser tan pegado al cuerpo.

Quedé desnuda frente a Nick, por primera vez y si bien todavía mis bragas estaban en su lugar, me sentía realmente expuesta. Mis cabellos cayeron sobre mi cuerpo, tapando un poco lugares de mi piel morena y vi como Nick se tomaba el tiempo para observarme con un detalle que me hacía temblar. Estaba nerviosa por su mirada, preguntándome si le gustaba y si eso estaba bien para él. Seguía siendo un desconocido y al mismo tiempo creía que nunca había conocido tanto a nadie.

—¿Te gusto? —le pregunté sin saber porque realmente lo hacía. No estaba bien preguntarle a otra persona aquello, sin embargo ahí estaba queriendo saber si a Nick le gustaba lo que veía.

Nick se incorporó un poco usando sus brazos y quedó sentado en la cama conmigo todavía en sus piernas. No me dijo nada por el momento, sino que corrió mis cabellos para observar cada parte de mi piel y lo dejé tomarse el tiempo que quisiera. Su boca besó mi rostro, mis labios y luego mi cuello, haciéndome suspirar suavemente cuando hizo aquello. Sus manos me acariciaron toda y escapó de mi boca un jadeo cuando fueron hacia mis pechos. Fue un movimiento hipnotizante, no de esos agresivos que normalmente hacen los hombres, sino que me acarició con una suavidad que me dejó tonta por unos minutos.

Sin embargo, la pregunta no tenía respuesta.

—No te gusto —sentencié comprendiendo aquello aunque claramente no estaba demostrando lo mismo. Las inseguridades me atacaron y por un momento no supe qué decir ni que sentir. Quería que Nick me dijera las cosas que tanto buscaba que me dijera Thomas. Definitivamente me estaba volviendo loca.