Capítulo Cuatro.

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Solo tenía que respirar. Tenía que respirar como si nada estuviera sucediendo. Eso era normal, lo hacían las personas todos los días y yo no podía ser menos. No podía estar teniendo un momento de nervios tan grande como ese. Iba a vomitar, en cualquier momento y solo porque no soportaba viajar en avión.

Caminé por el pasillo odiándome con todas las letras por haber elegido un vuelo económico para no gastar dinero, sintiéndome culpable por todo lo gastado en el vestido de la fiesta. Pero cuando vi lo apretada que estaba la gente y lo cómodos que estaban en el sector vip quise morirme. Era una persona con un gran capital, no lo voy a negar, mis padres son grandes arquitectos y yo conseguí un gran trabajo luego de mucho sacrificio. Pero también sabía cómo cuidarlo y luego de haber gastado una fortuna en un acompañante no podía negar que necesitaba cuidar mejor mis dinero.

Dejé mi vestido debajo de la maleta y agradecí mi inteligencia al llegar tan temprano que nadie había puesto sus cosas. Estaba dentro de la funda y esperaba que nada le sucediera, porque sino iba a tener que pagarle un pasaje más. Ya había gastado en un pasaje para Nick, así que no era una opción.

Lo vi entrar por el pasillo y me sorprendió lo enorme que era, caminando incómodo con un bolso en la mano. Lo miré curiosa porque no había pagado un vuelo con maletas para despachar, pero sí para llevar en el avión. Y Nick solo tenía un bolso de mano. Uno muy parecido a esos que usaban los deportistas.

—¿Dónde está tu traje? —quise saber al instante, sin preocuparme por absolutamente otra cosa. Él me regaló una de sus sonrisas divertidas y yo lo miré fijo, porque no podía creer que estuviera dentro del bolso. De hecho, movió el objeto respondiendo a mis preguntas. No podía creer que me estuviera diciendo eso, que se le pasara por la cabeza la idea de llevar un traje todo arrugado en su bolso de mano como si nada—. Compraremos uno nuevo, no puedes ir con un traje que está destruido en tu bolso.

Nick me miró desde donde estaba sentado, alzó una ceja y se encogió de hombros, como si le diera totalmente igual. Me senté a su lado, enojada por su actitud tan idiota e irresponsable con respecto a su trabajo. ¿Eso era un trabajo, no? Estaba casi pagando por una compañía y a él le gustaba jugar al pendejo. No podía lucir mal, tenía que demostrarles a todos que bien que estaba, que arreglado y que profesional era en todo. No podía llegar con un novio que no tuviera un traje hecho a medida y perfecto para él.

Detuve mis pensamientos cuando su mano tocó mi rodilla y lo miré buscando una explicación de su acto.

—¿Te calmas?

—Estoy calmada.

—Si sigues moviendo la pierna de ese modo no va a salir el avión —me explicó y yo miré mi pierna que volvía a moverse ansiosa. Odiaba viajar, me daba pánico y normalmente tomaba algo antes de subirme. Pero en ese momento no tenía sentido, porque no iba a quedarme nuevamente a su merced—. ¿Le tienes miedo al vuelo?

—Por supuesto que no, ¿por quién me tomas? —cuestioné y cuando avisaron que teníamos que ponernos los cinturones lo hice al instante. Nick se rio por lo bajo y ni hizo caso, haciendo que lo mirara fijamente—. ¿Te puedes poner el cinturón? No quiero que mueras o que una turbulencia te haga volar, necesito tu cara intacta.

Una azafata se acercó y al instante notó que Nick no tenía puesto el cinturón.

—Señor, por favor, le pido que se ponga el cinturón como indica el piloto.

—Depende, ¿me lo pondrás? —coqueteó frente a mis ojos y yo puse los ojos en blanco comprendiendo que hacía todo ese show para conseguir la atención de la chica. Ella le sonrió con diversión en su mirada y yo decidí rodear el brazo de Nick con el mío, demostrando que estaba coqueteando con el hombre incorrecto. Al instante se alejó, avergonzada, y le pidió una vez más mientras que Nick lo hacía a regañadientes.

—¿Vamos a jugar a los novios incluso cuando nadie esté mirando? —quiso saber con esa miradita tan Nick, tan entre coqueta y divertida. Alcé una de mis cejas dando a entender que así era—. Si es así... tendremos que hacer las cosas que los novios hacen, ¿sabes? Darnos las manos, darnos besitos, tocarnos cuando las luces se apagan...

Dicho eso apoyó su mano en mi pierna y esta vez yo no hice nada, me quedé mirando al chico para saber hasta dónde llegaba. Tenía puesta, una vez más, una falda aunque más corta de lo normal, para soportar el calor. No tenía medias por lo que sentí su mano en mi piel al instante. Mi cuerpo me traicionó por completo y todo mi cuerpo se estremeció ante su contacto, incluso la piel se erizó como si fuera de gallina. Él lo supo, lo vi en su mirada cuando yo encontré la suya. Sin embargo, ninguno de los dos fue capaz de alejarse, sino que fue por más. Su mano subió rebelde y esta vez se coló por debajo de mi falda, aprovechando que no era tan ajustada a mi cuerpo. La detuve con una de mis manos, porque estábamos armando una escena en medio del avión y si bien todos estaban ansiosos por el despegue no significaba que nadie nos viera.

—Te estás pasando —le advertí y él no hizo nada para moverse. Había algo en toda esa interacción que me gustaba, me gustaba estar al límite y sabiendo que cualquiera podría vernos. En vez de soltarlo, crucé las piernas dejando su mano atrapada y lo escuchó suspirar suavemente.

—No estás precisamente deteniéndome...

Tenía razón por completo, no estaba gritando escandalizada por más que pareciera ante los ojos de cualquier persona. Mi cuerpo respondía bien y deseaba más, no podía negarlo. Mi cabeza viajó a una novela erótica y nos imaginé en el pequeño cubículo del baño del avión besándonos. Suspiré lentamente y solté mi agarre para dejarlo ir. Lo hizo eventualmente y nos quedamos tranquilos sin juegos de por medio. El avión comenzó a despegar y traté de concentrarme en no pensar en eso.

—¿De qué trabajas? —le pregunté buscando un tema para conversar. Nick estaba mirando por la ventana el despegue y cómo se movían raro las alas del avión, así que traté de no mirarlo demasiado. Mantuve los ojos cerrados tratando de calmarme y no terminar vomitando como la última vez que había volado—. Además de lo obvio...

—Soy un poco de todo —me contó y no lo pude ver, simplemente imaginarlo hablando mientras trataba de imaginarme cosas lindas—. Soy stripper, como ya sabes, algunas noches y de un ritmo en especial. Paseó perros por las mañanas los días de semana y DJ algunos fines de semana.

—¿Y de qué vives? —quise saber abriendo un ojo mientras el avión vibraba y lo volví a cerrar mientras me aferraba con fuerza a mi asiento. Iba a morirme, vomitar y morir otra vez del miedo que tenía. Las piernas me temblaban ansiosas y miedosas de nuestro destino, de saber que estábamos rompiendo las reglas de la física por completo.

—De eso —me respondió con una pequeña risita. Luego sentí que tomaba mi mano aferrada al asiento y la entrelazaba con la suya—. Estudié música un par de años, pero realmente no estaba de acuerdo con las enseñanzas... yo quería vivir otra cosa. Siempre fui un chico trabajador y desde pequeño conseguí dinero trabajando de este modo. Repartía el diario, cortaba el pasto, limpiaba piscinas... no me gusta aferrarme a nada, me gusta vivir del momento.

Mientras hablaba y me contaba cosas que normalmente no me interesarían de nadie, aunque la escuchaba interesada tratando de no pensar en nada. Sus palabras lograron calmarme un poco, pero el detonante de mi tranquilidad fueron sus besos. Llevó sus labios a la piel de mi mano y fue dejando besos suaves sobre mis nudillos, haciéndome temblar cuando hacía eso. Eran lentos y humedecía sus labios luego de cada uno, tomándose todo el tiempo del mundo. Su contacto ardía sobre mi piel, como si mi cuerpo recordara esa boca cuando yo no podía hacerlo.

Abrí uno de mis ojos y su mirada me hipnotizó por completo, lo suficiente para perder el miedo. Me miraba con los ojos llenos de un fuego que me consumía a mí por dentro y me hizo temblar aunque lejos estaba el miedo metido en eso. Ese hombre me volvía loca y él lo sabía, iba con esa actitud en la vida sabiendo que podía lograr cualquier cosa

La azafata nos avisó que estábamos en el aire y que finalmente el despegue había terminado, cosa que logró calmarme al darme cuenta que había sobrevivo. Solo faltaba seguir viva cuando el avión aterrizara, pero teniendo en cuenta lo que estaba viviendo no estaba muy segura de nada.




Nota de autora:

Capítulo nuevo, belles ♥ ¿podemos amar un poco menos a nick? yo no puedo ♥.♥

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora