Capítulo Doce.

4.4K 615 109
                                    

—No voy a seguir, tienes que pedirmelo —me dijo al oído y yo me quejé en silencio porque no iba a poder soltarle aquello en palabras. Realmente me daba mucha timidez confesarle que quería que me golpeara el trasero. Pensé en mis ideales, en las cosas que decía defender y ahí estaba buscando que me golpeara. Me moría de vergüenza, pero no lo dije. Incliné el trasero hacia él, buscando provocarlo de aquel modo, pero Nick solo se rio y volvió a dejarme una caricia que me excitó más—. Conozco a las chicas como tú, Allison, no es necesario leerte más allá. Encerradas en su mundo perfecto, creyendo que no necesitan a nadie e incapaces de entender qué placer pueden sentir. Solo te he dado una nalgada y estás pidiéndome más. Puedo hacer muchas cosas más...

—No necesito más —me negué totalmente y en ese momento Nick volvió a golpearme.

Esta vez no lo pude contener y solté un gemido de mi boca, sorprendida por lo inesperado tanto el golpe como el placer. Escondí mi rostro en las mantas, saboreando aquella sensación de placer que recorrió todo mi cuerpo, pero incapaz de admitir que me gustaba. No quería, seguía siendo todo lo que siempre me había quejado. Hombres dominantes sobornando mujeres, no podía caer en su trampa solamente porque estaba bueno.

Lo cierto era que tampoco me quejaba mucho, Nick me daba las libertades para levantarme, ni siquiera estaba encima mío, simplemente a un costado. Yo era la que se estaba resistiendo y al parecer a él le gustaba más de lo que yo podía admitir. Nick me movió para que esta vez quedara boca arriba, observando y nos volvimos a besar. Esta vez fue una guerra en esa cama, ambos buscando dominar y sentir lo que el otro nos estaba dando. En esos momentos me hubiera gustado recordar algo de todo lo que había sucedido en nuestra primera noche, pero lamentablemente ningún recuerdo aparecía cuando estábamos juntos. A veces me preguntaba si realmente había sucedido algo.

Sentí la mano rebelde de Nick en mi abdomen y luego noté que me estaba quitando el vestido, dejándolo por encima de mi cadera. No iba a poder usarlo nunca más si seguía así, lo iba a quemar porque todo me recordaría a esa noche. Su mano fue hasta mi entrepierna y con dos de sus dedos acarició por sobre la ropa interior. Yo me derretí ante su tacto, sin recordar la última vez que alguien había pasado por ahí. No tenía amantes y tampoco tomaba la decisión de darme placer a mi misma. Todo lo sexual había sido aplazado por trabajo y esfuerzo, me había olvidado del sexo desde la época de Thomas.

Me encontré moviéndome al antojo de sus manos mientras él levemente los presionaba sobre mi piel y mis ojos cerrados se dejaba llevar hacia cualquier lado. Su barba crecida me acariciaba el rostro, su aliento a hombre lo tenía tan cerca que podía ser parte del aroma de la habitación y me encontré deseando más y más. Como él había pedido.

—Pídeme más, anda.

Asentí y lo escuché reírse suavemente, porque por lo menos eso era un avance en mí. Había cosas que no podía ni decir con las palabras y Nick lo tomó. Por ahora.

Su mano se coló por mi ropa y primero fueron caricias leves las que me hicieron temblar suavemente con su tacto. Él sabía lo que hacía y cómo comenzar el fuego, lo entendía con sus movimientos. Thomas había sido mi primer amor y juntos habíamos aprendido el arte del sexo, eso significaba que había cosas que no hacíamos. Esa era una de ellas. El placer para mí siempre era aplazado ya que él había comentado que no le gustaba nada y yo lo había aceptado. Aunque con él no era igual. Nunca me había quejado porque creía que era una decisión de pareja, pero en ese momento me estaba dando cuenta que me estaba perdiendo. Nick no pedía más, no dejaba que mis manos fueran a su cuerpo, parecía que quería que solo yo sintiera.

Sus movimientos circulares me hacían soltar pequeños suspiros como si fuera una virgen que nunca fue tocada, me sonrojaban al extremo pero tampoco quería detenerlo. Si abría un poco los ojos ahí estaba él mirando cada expresión que yo soltaba y aquello me incentivaba aún más. Me observaba como si fuera una gran dedicación, como si estuviera analizando cada cosa que yo hacía. ¿Eso hacía con todas las chicas? ¿O solo yo tenía suerte de verlo en ese momento?

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora