Capítulo Veintidós

4.2K 617 55
                                    


Lo que empezó con un juego avanzó demasiado rápido y si bien había una vocecita en mi cabeza recordándome que eso no estaba bien, no me importó. Había vivido muchas cosas en esos días, había aprendido que no podía controlar todo y que muy pocas cosas estaban bajo mi control. Nick me había demostrado eso y no me importaba nada, quería eso. Quería vivir esas sensaciones de las que solo había tenido una probadita. Quería más que eso y me había cansado de fingirlo.

Me gustaba la firmeza del agarre de Nick, no dudaba en aferrarme a él con una naturalidad que parecía costumbre en nosotros. Me hacía sentir suya de una manera especial, como si esa no fuera la primera vez, como si todo tuviera sentido desde hacía mucho tiempo.

—Deja de pensar por un momento, Allison —me susurró cuando su boca se separó un momento de la mía y fue hacia mi cuello, dejando sus besos en mi piel sensible y haciéndome suspirar solo con el roce de sus labios.

—No estaba pensando —admití sin problema, porque la realidad era que no estaba pensando en nada. Me estaba dejando llevar finalmente por las sensaciones y los sentimientos que tenía por Nick, cansada por completo de impedirle a mi mente y cuerpo vivir esas cosas. Había algo especial ahí, algo que ni él ni yo entendíamos y me había cansado de bloquearlo.

Sus manos me recorrían, conociendo el camino y abriéndose paso por los lugares que todavía no había explorado. Ya me conocía, pero aun así cuando me quité la camiseta pijama que llevaba sentí que era la primera vez que realmente estaba desnuda frente a él. Las otras veces, como la noche anterior, habían sido momentos totalmente extraños y llevados por un delirio mío. En ese momento no había solo pasión, sino también me sentía transparente frente a él. No estaba haciendo eso porque quería poner celoso a alguien o porque quería olvidarme de Thomas, lo estaba haciendo porque quería. Quería perderme con Nick una y mil veces.

Logré quitarle la camiseta que llevaba y la luz del sol del mediodía iluminó a la perfección el pecho trabajado de Nick. Me tomé el atrevimiento de tocarlo con mis manos, acariciando lo que me gustaba y riéndome un poco al darme cuenta lo bueno que estaba.

—¿De qué te ríes, mujer?

—Eres como un modelo de esas novelas románticas antiguas —bromeé sin poder creerlo. Me acordé de aquel modelo rubio que salía en todas las portadas, Fabio creo que se llamaba y tenía un cuerpo cultural impresionante.

Nick era así y era impresionante. No se le notaba tanto cuando llegaba ropa, salvo por esos brazos, pero en ese momento podía deleitarme. No era de esos que parecía que iban a romper la camisa o un vaso de vidrio, sino que estaba perfecto. Mis manos acariciaron su piel, bajando hasta el final de estómago, donde aquel vello me costilló los dedos y sin ningún tipo de preámbulos desabotoné su jean, bajando la cremallera con un movimiento decidido.

Lo escuchó quejarse, aunque lejos estaba de producirle algún tipo de dolor, cuando colé mi mano por su ropa y tomé con mis manos su miembro, sintiendo como endurecía con mi tacto. En otro momento me quedaría horas jugando con él, pero quería que estuviéramos desnudos para todo el precalentamiento. Quería que su piel rozara la mía y que dejaramos atrás todo lo que significaba la ropa de por medio. Basta de ataduras, vestimentas formales, quería que aquello fuera transparente.

Con una de sus manos me atrapó el brazo, impidiendo que siga tocando y me alejó la mano de su cuerpo muy a mi pesar. Le regalé un pequeño puchero y él se quedó mirando aquella expresión por unos segundos hasta que su boca fue a la mía como si fuera una presa. Me había dado cuenta que hasta el momento no nos habíamos besado, simplemente habían sido caricias y fue como la llama que explotó por completo lo que estábamos viviendo.

Nos desnudamos con la ayuda del otro, quedando completamente desnudos e ignorando por completo todas esas ataduras que nos separaban por completo. Su boca se movía a un ritmo perfecto con el mío, demandante y casi comiéndola, pero yo no me quejaba porque estaba realmente decidida a cualquier cosa a ser devorada, a ser comida, a todo.

—Me tienes loco, Ally, nunca me ha pasado esto con nadie —me confesó cuando por un segundo me alejé de él buscando aire, moviendo mi cadera sobre la suya. Sonreí encantada, porque eso quería, quería volverlo loco. Quería que yo no fuera la damisela en apuros que había ido a ayudar, quería que me recordara como una mujer capaz de dejarlo todo por pasión. Yo no era así, pero me había dado cuenta que tal vez estaba realmente confundida.

Una de sus manos acariciaba mi pecho de un modo fuerte, pero que en vez de causarme dolor me daba un placer que nunca había experimentado. Incluso pellizcó uno de mis pezones con sus dedos y solté un pequeño quejido mezclado con placer, dándole a mi cuerpo una descarga que me llenó de valor. Su otra mano acariciaba mis nalgas dejando uno que otro pellizco también, porque si algo había notado de Nick es que le gustaba jugar con sus manos. Yo era de morder.

—¡Ay, mujer! —lo escuché quejarse cuando mordí su cuello y me reí divertida ahí, haciendo que él me diera una nalgada con su mano libre. Volví a morderlo, esta vez con más fuerza sabiendo que iba a quedarle una marca, y él me dio una nalgada más fuerte que me hizo estremecer. Nunca en mi vida había experimentado algo así, me sorprendía comprender todo eso del dolor y el placer, cuando antes había creído que era una excusa para el abuso. En ese momento podía sentarme en su regazo y esperar que me nalgueara hasta que Christian Grey dijera que era mucho.

Me volví más demandante mediante la pasión iba aumentando y Nick se dejó caer finalmente en el colchón, aunque me encantó que me siguiera dando el control completo de la situación. Por supuesto que él cooperaba y hacía esos estimulantes que me llenaban de valor, pero sentirme capaz de ser la dominante me volvía loca. Y por el brillo en la mirada de Nick me di cuenta que a él también le gustaba.

Me estiré para tomar una almohada y Nick agradeció aquello con un guiño, para dejarla detrás de su cabeza. En realidad yo quería eso para que pudiera verme por completo mientras me movía encima de su cuerpo. Bajé por su cuerpo dejando besos y algunos nuevos mordiscos, tocando todo lo nuevo que no conocía y besando lo que me gustaba. Pero volví nuevamente a sus labios porque estaba demasiado ansiosa por nuestro encuentro. Él tenía las manos en mis nalgas y las movía con suavidad mientras que su miembro acariciaba mi entrepierna, pero sin tocarme, simplemente haciéndonos temblar por completo. Mi cuerpo empezó a desearlo, a hacerse una idea de lo que sería tenerlo dentro y me empecé a mostrar ansiosa. Sin embargo, no quise perder el control de mis actos, queriendo torturarlo un rato más.

Volví a tomar su miembro con seguridad, acariciándolo y pasando mi mano de arriba hacia abajo haciendo que nuevamente Nick soltara un gruñido que me hizo temblar. Me encantaba como gruñía, volviéndome loca por completo y queriendo escucharlo más y más. Sin embargo, con mucha maldad lo solté y me coloqué para que mi entrepierna lo cubriera. Comencé a mover mis caderas para acariciar su miembro con mis labios vaginales y fue una de esas torturas placenteras que por un momento nos dejó a los dos a la deriva. Era obvio que ambos estábamos ansiosos por ser uno solo, pero nos gustaba todo ese juego previo y la sensación de desfallecer de ansiedad. Me seguí moviendo, ansiosa, buscando sus gruñidos y sus quejas. Sus dedos se clavaron sobre mi piel y me volvió loca ver su rostro, mordiéndose el labio y con los ojos cerrados. Me volvía loca ese hombre y quería volverlo igual a él.

Por eso, con una decisión que vaya uno de donde saqué, volví a tomar su virilidad y dejé su punta en mi apertura, escuchando mi propio suspiro de ansiedad y necesidad. Lo estaba besando cuando hice aquello, pero Nick se detuvo y me enterré finalmente en su cuerpo logrando que los dos dejaramos por completo de besarnos. Me hundí por completo, pero no me moví, sino que me quedé sintiendo aquello que hacía mucho tiempo no vivía. Apoyé las manos sobre el colchón y me levanté un poco, para poder utilizar los brazos como palanca cuando lo necesitara, pero no me moví todavía. Busqué la mirada de Nick y me volvió loca lo que veía. Nunca un hombre me había parecido tan sexy, deseable y excitante. Me observaba con una devoción que por un momento quise tener en mi mente grabado ese momento. Sus ojos más oscuros que de costumbre, iluminados por el sol de la mañana y las pequeñas gotas de sudor que hacían una pequeña capa que seguramente yo también tenía.

—Muévete para mí, Allison —me ordenó con ese tono tan imperativo que tenía y me di cuenta que las órdenes que me daba me ponían de rodillas, aunque era totalmente diferente en ese momento.

Obviamente le hice caso, sabiendo que eso acababa de empezar.

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora