Capítulo treinta y dos.

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Nunca guardar una maleta fue tan fácil para mí como en aquel momento. Ni siquiera lo dudé cuando llegué a mi habitación y comencé a guardar todo lo que había usado, incluso el gran vestido que iba a ponerme para la noche de mi hermana. Había tomado una decisión y nadie podía hacerme creer que no era la correcta. Estaba segura de todos mis pasos y mis decisiones, por más que mi familia no estuviera de acuerdo con ellas.

Dejé la ropa de Nick porque creía que no tenía sentido llevarla y a fin de cuentas tampoco me cabía en mi valija. Me daba algo de pena haber gastado dinero, pero tal vez a algún empleado le iba a servir o mi hermana iba a quedarse con la ropa para quemarla en algún ritual satánico. No lo sabía.

Cuando salí me encontré cara a cara con mi padre y si bien por un momento creí que lo mejor que podía hacer era ignorarlo, me quedé a esperar sus palabras. Para mi sorpresa, me abrazó. No esperaba de ningún modo semejante acción de su parte. Siempre había sido un hombre muy frío, sobre todo con sus hijas, pero ahí estaba dándome lo que necesitaba en ese momento. Solté la maleta para dejarme envolver en los brazos de mi padre y se sintió bien, finalmente.

—Sé que no he sido el mejor padre y nunca he tratado de impedir tus peleas con tu hermana... pero creo que es hora que elijas tu destino sola, hija —me dijo y le sonreí contenta al escucharle decir eso—. Con tu madre nunca quisimos darte elogios porque a ninguno de los dos nos criaron así... y ahora me doy cuenta lo equivocados que estuvimos. Creamos inseguridades y conflictos en donde podríamos haber creado cosas muy bellas. Te pido disculpas por los errores cometidos...

Una pequeña parte de mi quería enviarlo al carajo porque su explicación no tenía sentido. ¿No me habían dado elogios por que no era parte de su crianza? ¿Qué tenía que ver yo en todo eso? Pero otra parte pensaba que los padres eran personas normales que se equivocaban y, la mayoría de las veces, para mal. Ahí estaba él pidiendo disculpas y eso también valía mucho en ese mundo. Suspiré y asentí, aunque angustiada de saber que él había tenido el poder de cambiar mucho en mi vida y no lo había logrado. Sin embargo, también estaba mi culpa ahí. Yo había tenido que cambiar mi actitud y no esperar que mis padres me dijeran esas palabras.

Había aprendido. A los golpes, pero finalmente.

—No quiero escuchar lo que tienes para decirme ahora —advertí viendo que estaba por abrir la boca una vez más—. Ya pasó el momento y no lo necesito. He soñado mucho este momento, pero creo que se han confundido al creer que no lo necesitaba. Ahora solo quisiera vivir sin la necesidad de ser la chica perfecta. Porque no lo soy, papá, lo siento mucho.

—Entiendo, Allison.

—Espero que tengas una linda fiesta —le deseé con respecto al casamiento de Lisa y decidí marcharme. Eso no significaba que no iba a verlo nunca más, pero sinceramente por un tiempo quería desintoxicarme de mi familia y llenarme de buenas personas. Necesitaba aire y espacio, sabía donde encontrarlo.



—Vaya, eso ha sido rápido —soltó Nick cuando abrió la puerta y me encontró a mí del otro lado con la maleta en mano. Su sonrisa, a pesar de todo, era genuina y demostraba que estaba contento de verme en ese momento.

Me había dejado una ubicación cuando se fue y yo sabía que podía encontrarlo ahí o en el avión cuando nos fuéramos. Era una suerte que él hubiera decidido quedarse en Londres hasta que nuestro avión se fuera, así yo no tenía que pagar otro, pero ese tema era otra cosa. Estaba agradecida que él estuviera todavía ahí, sino iba a ser realmente complicado reencontrarme con él.

—¿Qué esperabas? —quise saber mientras me dejaba pasar y caminaba por el cuarto de hotel mirando todo con mucha duda. Pero decidí no comentar nada, era la menos indicada para hablar de hoteles de bajo costo para hospedarse.

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora