Capítulo Quince.

4.2K 607 226
                                    


No pensaba ir a comprar ropa para Nick sola, pero tampoco pensaba que era una buena idea que viniera toda mi familia. Esa mañana en el desayuno, mi madre le preguntó a Nick si teníamos pensado hacer algo ya que no nos habíamos anotado en ninguna actividad. Mi familia había decidido ir a hacer excursiones y todo tipo de actividades aburridas que yo no haría si me estuviera por casar. Pero era una opción que daba el hotel y Lisa era la mejor en todo, asi que las excursiones eran divertidas para ella. Tampoco eran nada extremo, solo conocer lugares y demás, nada interesante que no hubiera hecho yo en otro viaje a Londres.

Sin embargo, Nick y yo decidimos que era un buen momento para escaparnos e ir a comprar la ropa que aparentemente se había olvidado por completo de traer.

—¿No has traído ropa para la ocasión, Nick? —preguntó mi madre bastante asombrada y yo suspiré. Se suponía que era mi cita y era obvio que no tenía la obligación de traer la misma cantidad de atuendos que yo. Pero para mi madre parecía que era una obligación.

—Perdimos su maleta en el avión, lo comenté al llegar —le recordé a mi madre y ella asintió como si lo recordara. La realidad es que no se lo había dicho a nadie más que a Thomas, que asintió también del otro lado de la mesa familiar.

—Oh, ahora entiendo porque tenías solo un bolso al entrar, querido Nick —soltó mi hermana siempre atenta a todo. Odiaba que estuviera tan bella por la mañana, con su cabello brillando con el sol que entraba por las grandes ventanas del comedor del hotel. Todos lucíamos demacrados y cansados, pero ella estaba perfecta como de costumbre. A veces pensaba que se despertaba horas antes para lucir mejor que cualquiera—. Por un momento pensé que eras un pordiosero...

—Lo soy, pero lo oculto muy bien, querida.

Le di un golpe en la pierna a Nick porque no tenía que estar provocando a mi hermana, para bien o para mal ella quería atención y no era una buena idea. Suspiré y tomé mi café mientras me acomodaba el reloj y la pulsera de hilo que mi primita me había regalado. Esa mañana me había encontrado con ella y su primera pregunta fue si estaba usando su regalo. Me parecía una tontería, pero, ¿quién era yo para juzgar su pequeño acto de amor?

Nick me dejó un beso suave en la mejilla mientras entrelazaba mi mano con la suya, pero obviamente fue una actuación porque llevó sus labios a mi oído para susurrarme:

—Cada golpe será una nalgada en la noche —me prometió, encendiendo mi cuerpo a un horario bastante temprano. Yo me reí dulcemente y le acaricié el cabello, la realidad es que todos estaban hablando y los ruidos del comedor no hacían oíbles nuestras charlas sucias.

—Llamaré a la policía y les diré que tienes síndrome de Christian Grey.

—No quieres saberlo —me respondió mientras que su mano quedaba en mi rodilla y subía lentamente por mi falda, tocando la piel desnuda debajo de esta. Le di un golpe a su mano rebelde y él comenzó a reírse, pero no dijo nada mientras tomaba su chocolatada. Sí, se había pedido una chocolatada. No entendía a ese hombre.

—Nick y Allison, las manos en la mesa por favor —nos regañó mi padre que a pesar de estar leyendo el diario en medio del desayuno parecía que tenía ojos para todos. Lisa al instante escuchó eso y me fulminó con la mirada, nuevamente enfadada de no llamar la atención como quisiera.

—Lo siento, señor —se apresuró a decir Nick mientras me regalaba una sonrisa digna de un pervertido—, pero su hija es quien me toca debajo de la mesa y yo no puedo evitar darle el mismo gusto.

—¡Y nos vamos a comprar ropa! —exclamé para tratar de ignorar por completo todo lo que estaba pasando. A pesar de lo que podría llegar a pensar, mi padre rio y volvió la mirada a su noticias aburridas. Mi madre imitó su risa y mi hermana se quedó en silencio sin saber si era la mejor idea reírse de eso.

Quiero robarme al novio [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora