Capítulo Trece.

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Esa noche bajé a comer al restaurante del hotel sabiendo que me iba a encontrar con toda la familia y no iba a saber como explicar en donde estaba Nick. No era una cena formal, sino más bien una comida cualquiera luego del evento. El día siguiente lo iba a tener libre y había decidido ir a comprarle ropa a Nick. A la noche teníamos un evento en donde los padres harían algo por los invitados. Una tontería que no tenía ganas de vivir pero ahí estaba fingiendo que sí.

Lisa fue la primera en notar la ausencia de Nick y me miró con una sonrisa cuando me vio bajar.

—¿Y Nick, hermanita?

—Se siente algo cansado por el viaje, me dijo que no iba a comer —expliqué y no me pareció una mala explicación. La realidad es que no habíamos descansado luego de un viaje tan largo y podía estar cansado. Yo también podría haberme quedado en la cama con esa excusa, pero para mí era más importante cumplir mis obligaciones. Así siempre había sido.

—Pobre, le diré al hotel que le lleven comida a su habitación —dijo mi madre y yo puse los ojos en blanco. Siempre metiéndose en donde no debía y asumiendo situaciones que no le correspondian. En todo caso Nick era mi novio y yo sabía que era lo mejor para él. Pero no, mi madre se quería hacer cargo de la situación.

—No es necesario, él me dijo que iba a dormir. Si le llevas la cena va a enfriarse sin motivo.

Mi madre me dio la espalda, dispuesta a hacer lo que quisiera y yo me di cuenta que no tenía un asiento designado cerca de mis padres. Lisa me regaló una sonrisa al instante, como si fuera parte de esa maldad.

—Perdón, hermana, los primos de Thom llegaron hoy y me olvidé de ponernos en la mesa. Espero que no te moleste comer con los niños en su mesa.

En otro momento me habría enojado y armado un escándalo, pero no iba a darle el gusto a mi hermana en ese momento. Asentí y me senté en la mesa de niños, junto a mis primos que cada día estaban más grandes. No tenía fuerzas para pelear con la niña de mi hermana y sus maldades. Además, era una simple cena, no necesitaba sentarme al lado de mis padres.

—¿Eres una princesa empresaria? —preguntó una de mis primas más pequeñas, que debería tener unos tres o cuatro años. La miré sorprendida, aunque un poco enternecida por su comentario. Si algo quisiera ser era una princesa empresaria. Una especie de Barbie va a la oficina.

—¿Por qué lo dices? —quise saber mientras tomaba la carta y buscaba alguna comida que saciara mis ganas de morirme en ese momento. Solo encontré comida de niños y me reí porque me parecía una locura que estuviera viviendo ese tipo de situación—. ¿Qué van a pedir ustedes?

—Porque eres muy bonita y seria.

Le sonreí a mi prima, acariciando su cabello con un gesto de cariño, pero en ese momento no me encontraba del todo conforme con sus palabras. Sin embargo no quise seguir diciendo nada mientras todos los niños me comentaban que clase de comida chatarra iba a pedir. Suspiré, esos planes de Lisa iban perdiendo fuerza. La miré por encima del hombro y la vi riendose con Thomas, a quien abrazaba sin dejarlo comer o respirar.

Estuve un rato con mis primos, conversando de cosas como dibujitos, que iban a ser de grandes y si les gustaba el kpop. Era muy buena entablando conversación con niños, así que no tuve problema de pasar mi cena con ellos. Se me hacían adorables. Incluso mi primita más pequeña me regaló una pulsera que había hecho con hilos que se me hizo muy bonita de su parte. No era algo que usaría, pero en ese momento un poco de cariño no venía mal.

—¿Qué va a pedir, señorita?

—¿Puedo pedir algo que esté fuera de la carta? —quise saber, horrorizada por la idea de comer una hamburguesa. Él miró a los niños y al número de la mesa e hizo una mueca de pena, haciéndome adivinar que no podía—. No te preocupes...

Quiero robarme al novio [Terminada]Where stories live. Discover now