66-No confies en él

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*Dalia*

En cuanto salí de la casa me monté en el coche y llevé las manos a mi cara rompiendo a llorar, ¿enserio el pensaba todo eso sobre mi? ¿Qué le había estafado?

Sentí unos golpecitos en el cristal de mi coche y me giré viendo a pablo padre con expresión triste.

Abrí la puerta del coche limpiando mis lágrimas y el corriendo se dispuso a abrazarme.

-Entra dentro Dalia, hazme el favor, no puedes conducir así-me dijo mientras acariciaba mi pelo y yo negué al separarnos.

-Me voy pablo-dije intentando cerrar la puerta pero el lo impidió.

-Hija, hazme el favor, voy a estar preocupado si te vas así-me pidió y yo cogí aire intentando relajarme.

Estaba dispuesta a salir fuera con el un rato hasta que me relajase, de hecho estaba apunto de hacerlo cuando vi que pablo salía de casa a paso ligero.

Cerré la puerta del coche y vi que el ruido hizo que mirase a mi dirección, y casi que vi como apresuraba el paso hasta mi coche, pero entonces arranqué y di un aceleron perdiendolo de vista.

No quería ir a mi casa, porque seguramente el se presentaría allí, pero ya era tarde, lo que me había dicho era demasiado fuerte.

Estaba dispuesta a arreglar las cosas con el, pensaba devolverle todo y empezar desde cero, pero sin dejar lo que ambos teníamos, sobre todo porque ahora había algo que nos iba a unir para siempre, estaba decidida a contarle sobre mi embarazo, pero después de esto no quería que mi hijo creciese al lado de alguien que podía llegar a pensar eso de supuestamente la persona de la que está enamorado.

Pero cuando escuché todo lo que pensaba, la forma de darle la vuelta a todo, comprendí que no me quería, porque yo jamás habría pensado algo así de él.

Fui a nuestra cima, donde habíamos venido tantas veces, y salí del coche mientras me sentaba en las rocas y miraba toda Barcelona, posé la mano en mi abdomen y suspiré secando mis lágrimas, al menos me quedaba mi bebé...

*Gavi*

-Gavi-dijo Manuel al abrirme la puerta sorprendido, como si no esperara verme aquí.

-Necesito hablar con Dalia, es urgente-le pedí entrando en la casa donde había vivido los últimos meses casi sin esperar su respuesta.

Iba a subir a nuestra habitación, pero el cogió mi brazo frenándome.

-No está-me dijo y yo fruncí el ceño, ¿Cómo que no estaba?

-¿Dónde está?-Le pregunté con algo de urgencia en la voz pero el se encogió de hombros.

-Lo último que sé es que había ido a tu casa para hablar sobre...-lo corté.

-Si, sobre el dinero, pero ha salido antes que yo, ¿como que no está? ¿Dónde puede estar?-Le pregunté y el se encogió de hombros.

-Quizá con Leire-me dijo y yo asentí saliendo nuevamente de casa-¡Gavi!-me llamó.

Me giré en su dirección esperando que hablase, tenía sus ojos algo vidriosos, como si quisiese llorar.

-Mi niña te quiere, lleva días encerrada llorando y me duele que todo esto sea por mi culpa, se que os hacéis felices, y voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que lo solucionéis-me dijo y yo sonreí triste.

Fui hasta el dándole un abrazo que le pilló por sorpresa, pero después me apretó con más ganas.

-Tenemos una conversación pendiente, pero escúchame Manuel, no puedes confiar en Saúl-le dije al separarnos.

MUNDOS OPUESTOS-PABLOGAVIDove le storie prendono vita. Scoprilo ora