Capítulo 5. Cinco minutos más

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Mi puto hermano al que quiero con locura pero al que en momentos como éste odio un montón, sube la música hasta dejarme sorda. Verás qué gracia cómo los vecinos se quejen de que a las siete de la mañana pongan la música tan alta. Cinco minutos más... por favor. Resoplo, me levanto y doy un portazo al entrar en el baño.

Me meto en la ducha y pongo el agua fría. Me muero pero por lo menos me despejo. Cuando no aguanto más cambio la temperatura a templada y terminando de ducharme salgo. Me pongo unos vaqueros ceñidos, las Bens y un jersey rojo encima de dos camisetas, una de manga corta y otra de manga larga.

Entro en la cocina la cuál huele a leche con cacao. Mmmm.

—Hess, hoy no puedo llevarte. Bueno ni hoy ni ningún día de ésta semana —eso me hace intuir que debe abrir el bar él.

De camarero con una carrera y un master. Vaya tela. Aunque en este pueblucho tampoco creería que iba a encontrar trabajo de súper empresario, ¿o sí? Me encojo de hombros, no quiero que piense que me fastidia. Caminaré y ya está. Me termino el desayuno y cojo el anorak negro. Hoy tiene pinta de llover.

—Hay que comprar paraguas, Dustin.

—Vale, lo apuntaré —contesta sonriendo.

Me despido de él y me guiña un ojo. Cargo en los hombros la mochila y subiendo la cremallera del anorak hasta el cuello me resguardo del frío con una bufanda también. Preparada para una borrasca y cuatrocientas olas de frío emprendo el camino al sitio que de momento menos odio.

Canturreo tranquila mientras diviso a lo lejos el instituto y su característico cartel de bienvenida.

Hessa...

Frunzo el ceño. ¿Estoy loca del todo o me están llamando? Me encojo de hombros pero pienso que si no me giro me tocarán para que me de cuenta de que me llaman y... no. Me deshago de un auricular y espero por si me llaman de nuevo.

—¡Hessa! —me detengo.

Sí, me han llamado. Girándome veo que quién me llama es nada más y nada menos que Harry Saunders. Sonríe a modo de saludo pero yo agito levemente la cabeza. Me fijo en que su preciosa melena la lleva en un moño que le sienta increíble, dejando a la vista su rostro por completo.

—Hess. Me dicen Hess —corrijo.

—Hessa es más bonito —enarco una ceja. Y él se ríe.

—¿Quién se ha chivado? —pregunto curiosa.

—Tu móvil.

—¿Qué?

—No, en realidad me infiltré en los archivos y desesperadamente busqué en todos tu foto hasta que encontré a Hessa Delevingne —explica añadiéndole toneladas de drama.

—¿En serio? —inquiero.

—Sí. No me costó. Pero, de verdad, ayer te dejaste el móvil en la clase —me lo tiende y murmuro un gracias—, Hessa...

—Hess —le corrijo cortándole.

—Hessa, ¿por qué no te gusta que te toquen? —trago saliva costosamente. Obviamente no se lo voy a contar.

—No me gusta, no lo soporto. Ya está —contesto en tono demasiado borde.

—Lo siento —se disculpa y en su tono de voz sí que percibo el arrepentimiento.

Le sonrío para que no se disguste y cuando me voy a dar cuenta hemos llegado.

—Yo me quedo aquí, tengo que esperar a éstos —y por éstos lo que yo entiendo es a "Los deseados"—, ¿Nos veremos luego?

Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Where stories live. Discover now