Capítulo 45. Sombras

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Me he pasado toda la noche dando vueltas. Y vueltas. Y más putas vueltas. Sé que esconde algo y es mayor el temor que la curiosidad por saber de qué se trata. Termino de recoger las cosas y me levanto.

-Hess, te estoy hablando.

-Lo siento, Blaire, hoy tengo la cabeza en otra parte. -informo yéndome y privándole de la posibilidad de acribillarme a preguntas.

Recorro los pasillos con la esperanza de verle. ¿Cómo voy a hacerlo si está expulsado? Suelto un largo suspiro y me adentro en el gimnasio. La mayoría de los de mi clase calientan para no lesionarse pero yo fingo hacerlo mientras le doy vueltas a todo.

Habiendo hecho los dos equipos contemplo distraída el balón pasar de unas manos a otras.

-¡Hessa! -siento que en mi cabeza rebota algo y aunque me tambaleo logro no caerme. Mi equipo me grita por no haber cogido el balón, pero yo no les presto atención pues siento como si martilleasen mi cabeza, así que me veo en la obligación de salir pues creo que me va a explotar. Josh, el profesor de educación física, accede a que vaya a pedir hielo a la enfermería. Llamo tímidamente con los nudillos a la puerta y la aterciopelada voz de la enfermera me indica que pase. Lo hago y tras sentarme en la camilla me tiende una bolsa de guisantes congelados. Suelto una risita al verla pero sin más tardanza me la coloco en la cabeza, la cuál noto palpitar.

-Hessa. -ya estamos con el nombre completo...

-Hess. -corrijo por enésima vez desde que llegué a Holmes Chapel.

-¿Qué es eso? -pregunta señalando mi antebrazo.

-Nad... -me fijo en que un pequeño cardenal recorre como tres centímetros de mi piel.

-¿No te lo habrá hecho...? -abro mucho los ojos.

-¡No! ¡No me lo ha hecho Harry, ni ningún cardenal que me salga o que yo misma me haga sin querer es culpa de Harry! -grito tirando la bolsa de guisantes al suelo. Oigo que me llama pero la sangre me hierve. ¡¿Por qué el mundo está empeñado en que Harry es un maltratador?! Un momento... ¿y si pegó alguna vez a una exnovia suya...? La idea me desarma e intento no pensar demasiado en ello, mas entre el golpe y que los pensamientos bullen, el dolor de cabeza se incrementa. Nunca me he emborrachado pero si esto es como una resaca no se lo recomiendo a nadie. Necesito solucionar lo que sea que pasa entre Harry y yo. A lo mejor no pasa nada pero yo estoy paranoica. No lo sé. No sé nada y estar en ascuas todo el tiempo me está matando. ¿Cómo me habré hecho el cardenal? ¿Cómo tendrá Harry el ojo?

Y aquí estoy yo.

Pensando en Harry.

Otra vez.

Manda cojones.

Llamo a la puerta con la misma delicadeza con la que llamé esta misma mañana a la enfermería. Me gustaría comentarle al director Campbell que insinuaciones como ésas son para mí una falta de respeto, y me incomodan profundamente. Pero éso es otra cuestión. Me pregunto qué coño hago yo buscando una explicación si es él el que la ha fastidiado, pero tragando mi orgullo vuelvo a llamar. No obtengo ninguna respuesta y adoptando el papel de protagonista valiente, y gilipollas, (en una película de miedo ahora me metería en la boca del lobo, dónde el asesino me perseguirá por la casa hasta matarme), giro el pomo de la puerta que cede y al instante me reciben voces frenéticas desde algún rincón de la casa. Hindago por ella intentando no ser descubierta y oigo que proceden de la cocina. Harry le grita a alguien y doy por sentado que habla por teléfono.

-¡No, joder!... ¡Claro que se lo contaré!... Louis, esto no te incumbe, ¡¿por qué cojones os esforzáis en que le diga la verdad?!... Pronto. Lo haré cuando el momento surja... -quizá debería comentarle yo también que me voy a Nueva York...

Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Where stories live. Discover now