Capítulo 30. No... por favor

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El lunes llega antes de lo previsto y despertarme a las siete supone toda una tortura. Anoche tuve una pesadilla, por fortuna no era Harry el borracho, era Drew. Recordé la primera paliza que mi madre sufrió. Termino de vestirme intentando no pensar más en ello y por primera vez desde hace casi tres meses me fijo en los cohetes pintados en la pared. Quizá deberíamos pintar... Mientras desayuno se lo comento a Dustin.

-La verdad es que a mí tampoco me gustan las margaritas. -sonrío levemente. Yo odio ese cuarto entero. -Podemos ir luego a mirar los colores que hay y puedes decidir cuál quieres para tu dormitorio. -asiento y termino de desayunar. Para mi sorpresa Harry me espera resguardado en su coche. Me subo y le sonrío.

-Buenos días, ¿cómo has dormido? -se interesa.

-Genial. -miento. -¿Y tú?

-Apenas lo he hecho. -ya somos dos.

-¿Por qué? -se pone en marcha y noto que algo va mal.

-Ayer mi madre me contó que mi abuelo se muere. -Suelta sin más. Hostia. Le doy la mano con fuerza haciéndole saber que no tiene nada que temer. Le tiembla la barbilla y no sé si se debe al nerviosismo o a que desea llorar. Llorar es bueno, pero no sé qué sentiría yo viéndolo a él.

-Lo siento. -me limito a decir en tono de consuelo.

-Da igual, es un viejo, ya le toca irse. -intenta enmascarar el dolor con el humor. Lo sé porque yo también lo hacía. Me mira un instante y sus ojos rezuman tristeza y pena. No sé cuán unidos están pero verlo así me dice que lo están bastante. -No te preocupes por mí, Hessa. Bastante tienes tú. -frunzo el ceño. ¿Qué significa eso?

-Harry para un segundo el coche.

-¿Qué?

-Aparca, quiero caminar el resto del camino. -hace lo que le pido y nos bajamos. Me mira con curiosidad, pero aún percibo tristeza. -¿Por qué me has dicho que no me preocupe?, que yo tengo ya bastante. -lo medita un instante.

-Porque tú ya tienes bastante encima como para preocuparte por mí también.

-¿Crees que tu problema no es nada comparado con el mío? -intento comprenderlo, pero me parece una soberana estupidez.

-Exacto. -me paro en el arcén y él me imita.

-Harry, todos tenemos problemas, todos tenemos mierdas y cosas que asumir. Lo que a ti te pasa no es menos importante que lo que me pasa a mí. Si te soy sincera lo mío son fantasmas que me atormentan, pero no es algo tan real como lo de tu abuelo. Sería egoísta por mi parte no preocuparme por ti y estar pendiente tan sólo de mí. -sopesa mis palabras y creo que ha entendido lo que he querido decir. Intento que su humor cambie y le informo de lo que haremos después: -Dustin y yo vamos a pintar los dormitorios, luego vamos a ir a mirar la pintura, sé que no es un planazo, pero, ¿querrías venir? -asiente y descubro un amago de sonrisa en su hermoso rostro. Se me parte el corazón verlo tan triste.

-Cariño, ¿podrías venir? -tía Margo me mira raro cuando llego al salón. Veo a Dustin con la cara triste abrazado a tío Claus. -Ven, cielo. -me acerco y entonces una lágrima rueda por su rostro. -Hess, mamá está en el cielo. -¿qué? ¿Eso qué quiere decir? Frunzo el ceño y las piernas me flaquean. -Se ha reúnido con Dios y los angelitos. -salgo corriendo y me encierro en mi cuarto. «Lo siento, Dus, lo siento, Dus, lo siento, Dus» repito en mi cabeza mientras las lágrimas salen a borbotones de mis ojos.

Yo apenas estaba unida a mi madre y sufrí bastante al saber que había muerto. No quiero ni imaginarme por lo que está pasando Harry. Sin pensarlo dos veces le doy un abrazo y noto sus músculos relajándose alrededor de mi cuerpo.

-Lo siento, Harry. -susurro. -Estoy aquí, no tienes nada que temer. -continúo sin soltarlo. Él apoya la mejilla en mi cabeza y lo escucho sorber. Por favor, Harry no llores. Me separo de él aunque noto que no querría separase de mí jamás. Le acaricio la mejilla y le regalo una sonrisa. Cuando me giro me percato de que todo Holmes Chapel Comprehensive School nos está mirando. Aparto la mirada y me detengo en la entrada, Harry esperará a sus amigos, supongo. Le miro y niega con la cabeza, asiento y entramos. Cruzamos el pasillo hasta que llegamos a su clase. Se sienta con la mirada al frente. Dios, le ha entrado un bajón increíble y verlo de ese modo está haciendo que yo también me deprima. Cojo una silla de la mesa de al lado y la pongo a su izquierda.

-Harry, escúchame. Sé que es reciente, pero no puede estar así, aún debes sonreír, estar todo lo que puedas con él, hacerle reír o al menos hacerle saber que tú estás bien. ¿No crees que le apenaría más de lo debido verte tan triste? Creo que la última imagen tuya que desea llevarse es la de el Harry gilipollas que yo conocí. -eso le hace sonreír.

-Un gilipollas que te encanta. -¡bien! Enarco una ceja.

-Perdona, pero YO te encanto a ti.

-No lo negaré. -dice mientras me lanza una mirada seductora. Oigo toser detrás de mí y casi lo hago yo al ver a Dove-diva.

-Mi silla. -dice con su voz de pito.

-Déjame. -bufo.

-Es mi silla. -replica.

-No te lo diré dos veces. -advierto. Pone los ojos en blanco y vuelve al pasillo. Miro a Harry que sonríe mientras niega con la cabeza.

-Eres una mandona. -el timbre suena. Le sonrío y replico antes de irme:

-Y tú muy cabrón.

Por los pasillos la gente me mira con envidia, asco y como si fuese una afortunada. Blaire me interroga sobre si salgo con Harry o no. Obviamente le digo la verdad pero rápidamente me centro en mi viaje a París omitiendo quién, además de Dustin, me acompañó.

Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Where stories live. Discover now