Capítulo 19. Navidad nefasta

505 42 0
                                    

¿Por qué duele tanto?,  ¿por qué incluso al llegar a casa sentí que el aire no inundaba mi cuerpo lo suficiente? Incluso con el vestido me acosté en la cama y a la mañana siguiente la almohada estaba con todo el rimel, yo parecía un payaso. Normal.

Me asomo a su cuarto y Dustin duerme. Pobre. No hablamos desde ayer a mediodía, si supiese las de cosas que he hecho desde entonces; he visto una absurda peli, he ido a una fiesta a pesar de mi problema, he visto a Harry besándose con otra, le he pegado, y he sentido lo que es que te rompan el corazón.

Un momento, el corazón te lo rompen cuando estás enamorado, ¿no? No negaré que Harry me gusta, pero no hasta ese extremo... Vamos, Hess, calla. Contemplo el cuenco de cereales, que cada vez me parece menos a petitoso. Me entran arcadas y corriendo al baño vomito. ¿Qué me pasa? Apoyo la mejilla en la taza del bater y poco a poco cierro los párpados.


-Mamá, ¿esta noche viene Papá Noel?

-Claro que sí. Pero debes irte a dormir. -Yo sé perfectamente que Papá Noel no existe pero sus ojos brillan cada vez que lo menciono y por alguna extraña razón creo que revive su niñez. Me acuesto e intento dormir pero a pesar de saber que nada es real no ceso de imaginar qué será este año lo que Papá Noel me traerá. ¿Será una muñeca? Me da vergüenza admitirlo pero a pesar de tener once años a mí me siguen gustando. Poco a poco los párpados se me van cerrando y entonces un ruido me sobresalta. Los abro enseguida y mamá grita. «Esta noche no puedes salir al salón bajo ninguna circustancia» me adviritó ella esta misma mañana, ¿implica también oírla gritar?

Cuando Dustin y yo abrimos los regalos felices por la mañana, mamá se asoma al salón con un ojo morado.


-¿Hessa? -abro los ojos y mi hermano me mira preocupado. El alivio hace que el color impregne su rostro de nuevo. Me incorporo y le explico que me habré quedado dormida al esperar aquí por si de nuevo vomitaba pues anoche apenas dormí. -Vístete, nos vamos a la playa.

-¿A la playa? -asiente. -¿En diciembre? -vuelve a repetir la acción de antes. Me encojo de hombros, salir de aquí me vendrá bien. Voy hasta el armario y me pongo lo primero que pillo: unos vaqueros, una sudadera y las Bens.


Quedándome traspuesta con la agradable voz que canta en la radio, Dustin me avisa de que hemos llegado. La playa se muestra esplendorosa sólo para nosotros. Entonces veo el mirador, contribuyente a hacerme más infeliz. «Somos unos privilegiados» me dijo Harry cuando explicó que desde Holmes Chapel es casi imposible observar un cielo estrellado debido a la contaminación lumínica. Yo sí que era una privilegiada. Debí saberlo, debí esperar que más tarde o más temprano él se cansaría de esperar algo que no sabía con certeza si llegaría. Pero, ¿de verdad debía actuar con tanto descaro después de hacer con esa tía a saber qué? Profiero un largo suspiro que se pierde en la brisa. Jamás pensé que el desengaño pudiese ser tan... doloroso. No es el mismo dolor que sentí al saber que mi madre había muerto, o el mismo que me invadió cuando Drew... Es dolor en estado puro, pero, ¿cómo serlo si él no es nada mío?, ¿por qué se molestó en seguir intentando algo después de dejarle claro que no había posibilidades?

-Deberíamos haber llamado a Harry. -quiero expulsar todo lo que llevo dentro, pero por alguna extraña razón no hay lágrimas agolpándose en mis ojos, ni siquiera ese característico dolor en el pecho, ningún nudome atenaza la garganta y por un instante me asusta que esté actuando con tanta frivolidad. No quiero admitirlo pero en cierto modo yo me lo he buscado, ¿qué hacía pasando tiempo con alguien a quién lo único que puedes ofrecerle es un simple abrazo? No podríamos manterner una relación a base de eso. Ni siquiera sé si podría aguantar su tacto sobre la piel desnuda -Hess... ¿qué pasa? -niego con la cabeza. Con Harry... él en cierto modo sabía como consolarme sin ni siquiera tocarme, pero ahora sí que estoy realmente sóla.

Entonces me doy cuenta: era él el único que logró derretir la escarcha que habitaba en mi interior, pero sin Harry todo vuelve a su cauce, y el mío es vivir, o al menos tratar de hacerlo... sin él.

«Say something...»


-¿Estáis bien? -miro a Dustin. -Harry y tú, me refiero... -me encojo de hombros. Lo cierto es que no quiero que vea lo mucho que me afecta y saque conclusiones precipitadas. -Hess...

-Dustin no me apetece hablar del tema. -respondo cortante. Guarda silencio y me siento mal, no debo pagarlo con él. Inspiro aguardando pacientemente a llegar al sitio que tanto he odiado, pero que en momentos como éste es el único lugar en el que deseo estar.


Mientras preparo la cena "charlo" con Dustin.

-Luego vendrá Harry. -le miro, ¿me está vacilando?

-¿Por qué debe venir?

-Porque somos amigos.

-No te ofendas, pero preferiría que no viniese.

-Pues lo siento Hess, pero va a venir.

-¡Gracias hermanito contigo todo es más sencillo! -grito sarcástica, él cesa de cortar las verduras y me mira con cara de... «¿y ese grito?»

-¿Por qué coño te enfadas? -ay va, ha dicho "coño" sólo emplea palabras de ese calibre cuando se comienza a mosquear.

-Porque supongo que notas que no estamos bien y tú vas y lo traes a casa.

-Pero si nisiquiera lo conoces.

-¿Qué insinúas?

-Que no conoces a Harold de nada.

-¿Harold? -pregunto confundida.

-Es lo que te he dicho, va a venir Harold. -dejo la cebolla que cortaba y lo miro. Suelto el cuchillo y corro al dormitorio. Comienzo a hiperventilar, juro por Dios que he oído Harry. ¿Qué coño me pasa?, ¿estoy loca? Probablemente... Mi frivolidad haciendo acto de presencia me hace decir en voz alta como para convencerme a mí misma:

-Mejor loca que cuerda, las cuerdas atan.


Eternal ▴ H. S [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora