Capítulo XIII

1.3K 57 10
                                    

¿Y por qué Donato sacaba conclusiones tan idiotas de donde no las había?

¿Desde cuando tenía novio y por qué no lo conocía?

La pregunta mas aterradora: ¿por qué Donato le molestaba tanto que tuviese pareja?

Mis ojos debían decirlo todo, porque su boca estaba totalmente cerrada. Lo ha mal interpretado.

— Yo no... ni tengo novio — musité con un hilo de voz.

Si, estaba de mas nerviosa. Mi corazón se escuchaba por encima de la musica infantil que ahora parecía ser el soundtrack de mi propia película y mis ojos no se movían, estaban estáticos en un punto en el rostro de mi compañero.

Una ceja de Donato se levantó en una manera juzgativa. Y yo ya había perdido el hilo de la conversación.

— ¿Entonces eres lesbiana? —

— ¿Qué? Dios, Donato, no. Tu mente parece volar. —

Mis dedos se enredaban unos con otros. Sus ojos azules se suavizaron y soltó una gigantesca carcajada. Al principio creía que estaba siendo sarcástico pero no, en serio se estaba riendo. Su risa fresca hizo nacer una sonrisa que se vio reflejada en mi rostro, y un pequeño sonido salió de mi boca.

— Entonces, debo pedirte disculpas, Gemma. — dijo rozando mi hombro con la yema de sus dedos.

Agradecí que tenía un suéter lo suficientemente.

Tal vez, sólo tal vez, en serio me guste Donato.

La música infantil seguía retumbando mi corazón y mis oídos, Donato me miraba con jn brillo especial en agua ojos azul oscuro que ahora que los detallaba, tenían un aspecto de noche clara.

— No.. no te preocupes. Si tengo una pareja, serás el primero en saberlo. — dije y guiñé un ojo.

¿Estaba coqueteando con Donato o qué? Si bien los guiños eran parte del coqueteo y flirteo entre las personas, o eso había leído en una revista que compraba semanalmente. Pero yo no tenía tiempo para una pareja. No tenía tiempo para las aburridas conversaciones matutinas, para las mismas preguntas todo los días, tampoco tenía tiempo para salir y ver a mi pareja y hacerle gastar dinero. Yo sólo tengo tiempo para mis pensamientos profundos y suicidas. Una relación es amor. Y el amor cansa. Amar cansa.

No podía poner mas peros a la situación, ya ahora estaba mas calmada y sonriendo para ahora, genuinamente, hacer feliz a esa pequeña que ha sufrido en tan corta edad. Una vez mas: alguien la tenía peor que yo. Y una vez mas, se demuestra que todos estamos aquí por haber perdido algo o alguien, pero, ¿qué había perdido yo? La facilidad de ser feliz.

Jobad se acercó a nosotros con pasos tan centrados, este moreno de piel oscura a veces me inspiraba temor, era muy grande y no siempre estaba totalmente feliz, como todos, lo sé, pero el no mostraba tristeza. Él mostraba una ira e impotencia pura, un rencor a algo.

— ¿Me puedo sentar? — preguntó el recién llegado.

Donato asintió y Jobad simplemente puso su silla delante de mi y tomó asiento.

— ¿Hablaban de algo importante? — dijo Jobad con algo de... algo en los ojos.

Sus ventanas mostraban un destello... extraño.

— ¿Te has cansado de bailar? — preguntó el ojiazul.

La expresión de Donato era divertida, todavía, pero su mandíbula estaba tensa por alguna razón que yo totalmente desconocía.

— Si... y creo que le atraigo... o algo... a Harsile... — musitó mientras se aseguraba de que nadie se enteraba lo que decía. Mi rostro debía decir bastante porque, Jobad agregó — Es esa preciosura de pelo rizado color negro y unos labios que..  ¡Dios!

Cut Room - A.P Ávila.Where stories live. Discover now