Capítulo XX

1K 51 18
                                    

La hora de almuerzo se había pasado y todos habíamos estado buscando a Donato, no me afectaba en lo mas mínimo el no haber almorzado, la verdad, me alegraba haber tenido algo que hacer. Mientras los demás empezaron a necesitar comida en sus organismos, Jobad se rehusaba a comer sin antes haber encontrado a su mejor amigo. Y lo comprendía.

— Jobad... debes comer... no es bueno que estés sin comer. A Donato no le gustaría aquello. — dijo Harsile tomando el rostro de Jobad entre sus manos pálidas — Ven conmigo y comemos juntos, ¿si?

Jobad seguía negando con su cabeza y su mano apoyada en la pared blanca del pasillo. Estaba sudando. Y yo me estaba alterando.

— Tengo que encontrarlo — musitó para Harsile.

— Yo puedo encontrarlo, tú ve a comer — opiné desde mi lugar.

Pensé que Jobad iba a darme las gracias, o iba a seguir insistiendo. Pero no, me miró como si quisiera estrangularme y matarme con sus ojos, como la primera vez que nos conocimos. Como si me odiase. Dios, no quería volver a ese punto de nuevo.

— ¿Tú vas a encontrarlo? ¿Y luego qué? ¿Salvarlo de su desgracia y llevarlo a comer un helado? Quieres ser la heroína. — habló Jobad zafándose de Harsile y caminando a mi dirección.

Estuve tranquila. Hasta que sentí que se acercaba hacia mi sin ninguna buena intención en sus ojos.

Yo no quería ser ninguna heroína, yo quería encontrar a Donato y hablarle. Quería que me dijese que mis cicatrices eran hermosas aunque fuese una mentira.

Para ese momento, mis brazos ardían un poco menos que hace horas, y mi cuero cabelludo palpitaba un poco aún.

— Sólo quieres lucirte. Que todos te amen. Que te agradezcan. Púdrete, Gemma. Podrás tener una relación amorosa o lo que sea con Donato, pero no lo conoces ni la mitad de lo que yo lo hago. — su voz era tan tenebrosa y oscura — Y lo sabes — lo sabía — Por eso no dices nada.

Intenté calmarme. Respirando profundamente una y otra vez, buscando autocontrol, porque la ira estaba haciendo espacio en mi mente y mi pecho, y empezaba a tener ganas de golpear a alguien. Pero no a Jobad, porque realmente entendía su frustración al no tener a su amigo. Y él tenía toda la razón - yo no conozco a Donato ni la mitad de lo que él lo hace.

Bastante confundida y frustrada conmigo misma, busqué control donde no lo había y Harsile notó todo el esfuerzo que hacía yo para evitar golpear algo o alguien. Así que se acercó a Jobad y tomó su mano entrelazando sus dedos. Mágicamente, Jobad dejó de matarme con su mirada y mostró lo que verdaderamente sentía: dolor profundo por no encontrar a su mejor amigo ex novio.

Aún así, la ira dentro de mi pecho no se disminuía, y supe que no iba a irse al menos hasta que volviese a ver a Donato.

— Estamos perdiendo tiempo, Jobad — Harsile intentaba ser fuerte y dominante pero sus mejillas sonrojadas no lo ayudaban.

— Sólo quiero encontrarlo, Gemma — susurró con su mirada suavizada.

Era admirable que con sólo un toque por parte de Harsile lo hiciese cambiar de pensamiento, como si con su sola presencia pudiese remover esa máscara que él se colocaba cuando habían momentos de crisis.

— Yo también quiero encontrarlo — dije con toda la suavidad posible.

— Todos queremos hallarlo. Pero hay que alimentarse. — habló Harsile y los ojos de Jobad se dirigieron a él.

Asintiendo repetidas veces con su cabeza, se regresó a mi, con el dolor decorando cruelmente su rostro.

— Encuéntralo. Comeré lo mas rápido posible. Encuentra a Donato, Gemma, pero encuéntralo vivo. — su voz llevaba toneladas de temor y miedo, tanto que llegó a mi alma.

Cut Room - A.P Ávila.Where stories live. Discover now