Capítulo XXXIX - Un Nuevo Comienzo

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Un Nuevo Comienzo.

***

El último piso.

Donato me había llevado al último piso que en realidad era mas un depósito de cosas dañadas sin uso o cosas pérdidas. Había mucho polvo.

Habíamos llegado aquí después de acurrucarme con Donato sobre las gradas, decidimos dejar de Harsile y a Jobad haciendo su sesión de besos en la pista de hielo. Donato había dicho que me llevaría a aquel lugar que prácticamente le cambió la vida.

Y aquí estábamos, dentro de un depósito de cosas viejas y usadas, llenas de polvo. Sentía que estaba en alguna clase de episodio de Criminal Minds cuando buscan pistas y todo lo demás. Donato estaba mirando hacia la pared espaldas a mi, con cuidado de pisar algo que no debo, toqué su espalda gentilmente.

Dio un pequeño brindó del susto pero sonrió al verme, de nuevo. Me puse a su lado y me di cuenta que realmente no estaba viendo la pared, estaba viendo Our una especie de ventana. Me asombré al darme cuenta que había una ventana que daba al aire libre, y me emocioné, también.

Era mas un cuadrado hueco que una verdadera ventana, una ráfaga de viento entraba constantemente desde allí. Y era el típico viendo cálido de mi ciudad. Era refrescante.

— Te había dicho que vine aquí cuando me dijeron que debía salir, ¿recuerdas? — asentí, recordando. — Acércate, mira mas de cerca. Es fascinante.

Como dijo, me acerqué, vacilante, con miedo de encontrar la altura y de tener ganas de lanzarme. Miedo de volver a querer morir incluso si tengo a Donato a mi lado. Estaba aterrada de un hueco en la pared. Pero era mas valiente que eso. Así que terminé por asomar mi rostro por aquel hueco con complejo de ventana y me dejé llevar.

La jungla que estaba debajo de mi era inmensa, se veía parte del inmenso lago y el puente, se veían los edificios mas altos y los mas bajos. Uno que otro elevado, y demasiados árboles. El viento azotaba mi rostro y hacía mover algunos cabellos que me hacían cosquillas en la espalda. El cielo estaba en pleno crepúsculo, hermoso, con algo de naranja  y azul, un contraste perfecto. Azul claro y en el horizonte se adomaba tímida pero potentemente un sol escandaloso y cegoso. Demasiada hermosura en una ciudad. Generalmente, me gustaba mucho mas un pueblo, los paisajes y todo lo que un pueblo y la parte rural trae consigo. Pero no se compara  con la belleza y el ¿orgullo? si, el orgullo de ver el Sol ocultarse por una esquina de un edificio habitado.

No todo el mundo puede ni tiene la habilidad de contemplar y apreciar la belleza de la ciudad.

De repente, sentí una mano en mi hombro, volteé para ver a Donato que también estaba observando toda la ciudad bajo nosotros.

— ¿Tienes ganas de lanzarte? — dijo y miré hacia abajo.

No me habían dado ganas, miré exactamente hacia abajo, y me dio fatiga. La sangre en mis venas estaba corriendo rápidamente, una adrenalina se apoderó de mi estómago. Tenía la oportunidad en frente, tenía la oportunidad frente a mi, que siempre quise. Estábamos aproximadamente en un décimo cuarto piso, con solo un salto podía acabar con mi vida.

Sonreí al mirar hacia abajo, delante de la oportunidad de mi vida. Mis pensamientos me sorprendieron y Donato apretó su agarre en mi hombro, no lo estaba viendo pero sabía que estaba sonriendo.

Y lo hice.

Negué con mi cabeza repetidas veces.

No quería morir, tenía mucho por vivir, junto a todas estas nuevas personas. Tenía mas gente por conocer, mas viva por vivir, mas aire por respirar. Me faltaba tanto por experiencia que estaba ansiosa de vivir, de ver y estar más allá de la ventana.

Cut Room - A.P Ávila.Where stories live. Discover now