Capítulo XXXI

821 52 13
                                    

Definitivamente una persona nunca termina de conocer a otra. Y tengo miedo de que ese sea mi caso. Que Donato del cual me he enamorado sea una máscara para ocultar a su verdadera personalidad.

Pero nos cortamos, nos unimos en sangre y cuerpo, una persona no puede fingir por tanto tiempo. Ni en forma tan profunda. Necesito saber la verdad pero escucharla de sus labios, no quiero explicaciones de Jobad o de esta chica Nova, quiero que él me lo explique.

— Donato — regañó Jobad — Eso fue extra descortés.

— Ella me abrazó y yo no quería que lo hiciese. Eso es aún mas descortés. — respondió él indiferentemente.

— No es razón para tratarla así, ella estaba preocupada por ti.

— No me importa, y tampoco debe importarle a ella. No es como si fuésemos amigos, ella ni siquiera sabe mi condición y no tiene derecho a hacerlo.

Dios mío. ¿Quién era este adolescente frío y qué hizo con mi encantador y amable Donato?

— E-espera — balbuceó Jobad, lo cual era nuevo, como si acabase de descubrir algo — Cálmate, amigo.

Volteé a ver a Donato quien estaba tenso y frío, sus manos estaban vueltas puños sobre la mesa y tan cerradas con tanta fuerza que podría empezar a lastimarse.

— Gemma está aquí — murmuró el moreno, con voz baja y cuidadosa.

¿Qué tenía que ver yo en todo eso?

— Gemma. Ella está aquí, ¿la recuerdas?

Oh no... Donato estaba... el... estaba en un ataque.

— No quiero ver a Nova. — dijo aún frío mirando a Jobad directamente.

— No tienes que hacerlo, Don. Mira, aquí está Gemma. Mírala a ella. Tu piedra preciosa. Está frente a ti. — ayudó Jobad apuntandome.

Donato rápidamente se giró hacia a mi, y de inmediato sus ojos se ablandaron cambiando su mirada a fría a una tibia y cariñosa. Todo se suavizó en él. Sus facciones, sus labios y su sonrisa forzada fue reemplazada por su  sonrisa ligera y brillante.

Estaba devuelta. Junto a mi.

Donato bajó su mirada en signo de vergüenza. Oh no, estaba apenado de haber tenido un ataque frente a mi.

— Voy a caminar un rato, vuelvo ahora — dijo y sin darnos ninguna mirada, se fue del local.

Se había ido antes de que yo o alguno de nosotos pudiese detenerlo. Era tan impredecible.

Me volteé hacia Jobad, en busca de una explicación lógica a todo lo que acaba de suceder. Porque todo pasó tan rápido que ni siquiera pude decir una palabra. Pero Jobad sabía qué hacer o decir, y parece que nombrarme bastaba.

— ¿Puedes darme una explicación? Y no me refiero a lo que acaba de suceder sino a todo el drama que acabo de presenciar. — dije.

Luego de aquella tarde de haberle dicho a Jobad tantas cosas en la cara, sacando toda mi ira, no tenía ningún miedo de hablarle y ser yo misma. Lo cual era demasiado bueno.

— La camarera, Nova Digoverssi, estudiaba con Donato en su escuela antes de bueno... todo. Eran muy buenos amigos, no te daré detalles porque sé que Don lo hará. — miró a todos lados y volvió a mi — En cuanto a esto que acabas de ver. Donato estaba a milímetros de entrar a un ataque de pánico y salirse de su ser llevándolo a otra persona total y diferente a él.

Bien. Pude suponer todo eso. Nova era una buena amiga de Donato y él sólo la acaba de pisotear con sus afiladas palabras. Lo que lleva a la parte en que iba a entrar a un ataque. Así que no tuvo un ataque, sólo estuvo cerca de estar en uno. Muy profundo en mi pecho, deseaba que hubiese tenido un ataque para poder presenciarlo y saber qué hacer.

Cut Room - A.P Ávila.Where stories live. Discover now