3.-Lo que está muerto -3ª parte-

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—No deberías perder la paciencia de esa forma —le dijo su mujer.

—Llevamos tres días de retraso, si me hubieras dejado hablar antes con él…

—No estaba preparado —dijo Nullien alzando la mano para dejar claro que no pensaba discutir con él sus criterios médicos—. En realidad, sigue sin estarlo. Lleva sin dormir desde que le quité la medicación. Quizá debería volver a ponérsela.

—Sí, deberías. A lo mejor si duerme está más tratable.

—Es un crío…

—No es un crío —la interrumpió Dorrick—. Lo parece pero no lo es. ¿Y quién es el capullo que fija su edad en los veinte años? Si pudieras escoger… ¿no preferirías los treinta? ¿Por qué los veinte? La mayoría de la gente no te toma en serio a esa edad y él va a pasarse la vida entera siendo cuestionado.

—Claro, seguro que cuando diseñaron su genoma, le pasaron un formulario para que escogiera. Cariño, no tienes ni idea de lo que estás diciendo, ¿verdad?

—Me leí aquella cosa que me pasó tu ex —dijo Dorrick, temiendo confesar que en realidad, no había entendido casi nada de todo ese galimatías científico y lo había aparcado tras la segunda página—. Y hablaba de que tenía un cuerpo diseñado para ser perfecto. Y… bueno, no es muy perfecto, ¿no? No sé… es muy delgado, y… demasiado joven y… tiene el pelo blanco.

—Y ni una sola peca —se burló su esposa—. Ningún cuerpo, por perfecto que sea, aguanta tanto sin resentirse. Necesita dormir y comer más, pero se niega a lo primero y apenas hace lo segundo. Es demasiado pronto para forzarle, pero… a veces me dan ganas de agarrarle del cuello y embutirle la comida como a un pato —confesó, con una expresión que le hacía ver que estaba escandalizada por sus propias palabras—. Quiero irme a casa —susurró apoyando la cabeza oscura sobre su hombro—. ¿Cuándo podremos marcharnos?

—No es tan fácil, ya lo sabes —suspiró Dorrick.  Como si él no tuviera ganas de irse—. No podemos dejarle aquí, la colonia entraría en el punto de mira de la A&A y eso no nos interesa. No, nadie debe de enterarse de que Alcide ha aparecido enterrado en una fosa común que él mismo llenó.

—No es el mismo Alcide —le recordó Null—. El mismo Zero es la muestra viviente de lo que ese tipo era capaz de hacer. Él es una víctima.

—Oh, sí, es una persona traumatizada que se pasa la vida viajando de fiesta en fiesta, de luna en luna, y cuando no está borracho está durmiendo la mona. Es una magnífica persona —bufó. Los informes que le habían pasado sobre las actividades de Adam Alcide eran muchos pero no muy variados. Pero le había sorprendido que los Ave-Negra mantuvieran tanta información sobre alguien así—. Dilapida en las Casas de Placer la fortuna que papá amasó duramente  esclavizando y matando. Es todo bondad.

—No te leíste el informe de Lenda, ¿verdad? —insistió su esposa.

—No, me he leído el informe que me ha pasado Ulises. Llevan tres años siguiendo a ese chico y en todo ese tiempo solo ha habido…

—... fiestas, mujeres…

—… y hombres…

—¿Ahora te molesta eso? —le preguntó Null sorprendida.

—Sabes que no. Es que… tiene algo que me irrita. Y no sé qué es. Lo sabes bien, no es el primer chico con problemas que me encuentro pero… tiene algo que me saca de quicio —murmuró.

Dorrick no dijo nada de las sospechas que tenía. No le sorprendió que Lenda le diera tan rápido una identificación, la secuencia genómica de ese chico llevaba años siendo estudiada por el Comité de Ética Médica de Óptima-Prima. Pero le había sorprendido encontrar tanta información sobre Alcide en tan poco tiempo. ¿Por qué los Ave-Negra malgastaban recursos en alguien como él? Había investigado un poco, solo un poco y no le había gustado la conclusión a la que había llegado. El nombre de Adam Alcide había aparecido en los informes Ave-Negra por primera vez hace tres años, cuando recibieron una orden de eliminación. Comenzaron a darse órdenes e incluso, hubo una tentativa aunque se quedó en eso. Después, recibieron una orden directa de anulación desde la parte más alta de la cadena de mando y poco más tarde, empezó la vigilancia pasiva. Curiosamente, esa vigilancia no fue capaz de informar de la desaparición de Adam dos meses antes. Es más, los últimos informes alertaban sobre la alarmante pérdida de todo rastro del sujeto. La última entrada, era una petición externa a cambio de dinero, un encargo en toda regla y ajeno a la organización leónida, para localizar a Adam Alcide o a su cadáver.

Nadie es perfectoWhere stories live. Discover now