3.- Lo que está muerto (4ª parte)

2.1K 161 21
                                    

Era difícil mantener la mirada de sus ojos azules. Lo peor era que Adam no parecía ser consciente del malestar que generaba al fijar la vista de esa forma. Era como si cada simple gesto significara un reto.

—No hagas eso —le pidió Null mientras continuaba con el examen médico—. No fijes tu mirada así. Es muy desagradable.

—Yo… —El chico pareció confuso, paro agachó la cabeza—. Lo siento. Sigo sin saber hacerlo.

—¿El qué? —preguntó Null sin prestarle mucha atención, demasiado centrada en auscultar sus pulmones.

—Tratar a las personas. Las normas de cortesía dicen que es importante mirar a una persona a los ojos mientras hablas con ella. Pero a la mayoría les molesta, creen que intento intimidarles. Supongo que no todo lo que dicen los libros es cierto.

No había sombra de burla o reproche en sus palabras.

—No me pareces una persona con problemas de integración —dijo Null midiendo con cuidado sus palabras. Se suponía que no debían saber nada de la vida de ese chico pero era difícil ignorar sus últimos años de fiesta en fiesta. Verle comentar eso era, cuanto menos, paradójico.

Adam no dijo nada, lo que la desconcertó aún más.

—Sabe quién soy, ¿verdad? —preguntó finalmente.

—Adam Alcide, el rico heredero de la mitad de la A&A —dijo Null sin dudar ni un momento.

—El dueño, en realidad. Hace tres años que la mitad de la empresa me pertenece legalmente —la corrigió—. De todas formas, no me refería a eso.

—Si te refieres a lo de tu origen, sí, lo sé. Como ya debes saber, todo tu archivo médico está puesto al servicio de la comunidad óptima para su estudio y como referencia. Es un caso muy interesante que ha permitido establecer unos importantes… —Nullien se contuvo, no sabía muy bien cómo toda esa palabrería podría afectar al sujeto. Pero Adam no parecía afectado, seguía con la cabeza gacha, tal y como estaba hace un momento, pero no se movía. Null le dio un golpecito y Adam se sobresaltó.

—Perdone, ¿me decía algo? —preguntó con inocencia.

—Te has dormido —comentó Null, sorprendida.

—¡No! —exclamó Adam abriendo mucho los ojos—. No quiero dormir.

—No te lo estoy preguntando, Adam —dijo Null—. Creo que acabas de dormirte. Has tenido un microsueño. Has perdido la consciencia durante unos segundos, ¿es la primera vez que te pasa?

—No…  —Adam dudó—. No estoy seguro.

—Tomaré eso como un no —gruñó—. Te daré algo para que duermas. Necesitas dormir ahora mismo, antes de que empieces con…

—¡No quiero! —la interrumpió el chico sin dejar que acabara su explicación—. No voy a dormir. No quiero dormir. No pienso tomarme nada para dormir.

—Adam…

—¡Zero! —gritó él—. ¡Me llamo Zero! Adam solo es… el nombre del traje.

—Está bien, Zero —dijo remarcando el nombre con el que decía identificarse, pensando que ese chico necesitaba con urgencia una consulta psiquiátrica—. Necesitas descansar, si lo que temes son las pesadillas…

—Tienes un… —Adam, o Zero, la miró de reojo, se señaló la mejilla y desvió la mirada en un gesto nervioso.

—¿Qué sucede? —preguntó Null sin saber a qué se refería.

—G-gusano. Tienes un gusano en… la… cara.

—¿Un gusano? —se alarmó. Se levantó de golpe y empezó a golpearle la mejilla con pequeño toques, allí donde le había señalado. Para su sorpresa, lo único que encontró fue un mechón de pelo, algo más corto y rebelde que los otros, completamente blanco. Null frunció el ceño y se giró hacia el joven, pero toda la ira que había acumulado se disipó en un momento al ver su expresión confusa. Él había visto un gusano. No le cabía duda.

Nadie es perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora