CUATRO

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Vestido completamente de blanco, se dirigía Nam hacía esa zona de la casa poco frecuentada por los habitantes de la casa

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Vestido completamente de blanco, se dirigía Nam hacía esa zona de la casa poco frecuentada por los habitantes de la casa. Un lugar que se encontraba en el último piso.
A final de pasillo del segundo piso, se podían ver unas espaciosas y elegantes escaleras blancas. Nam subió estas rápidamente, llegando a una puerta blanca, quitándole el seguro a esta se encontró con una habitación pequeña.

La habitación era completamente blanca, tenía en las paredes unas vitrinas adheridas, estas con diferentes objetos dentro. En la habitación también había un pequeño sillón color perla, encima de este un montón de frascos llenos de pastillas. —Jimin...— Fue lo que dijo en un susurro el único presente en la sala al ver lo mencionado. Eso no era lo único dentro de esa extraña habitación, también se encontraba otra puerta, esta siendo automática. Nam pasó de largo por la habitación llendo directo hacía esa puerta, al abrirse se encontró frente a otra extraña habitación, está a diferencia de la otra era de cristal, del suelo salía una especie de vapor purificador. A través del cristal se podía observar un gran lugar espacioso. Se abrieron un par de puertas pesadas ante la llegada del presente, Nam las cruzó caminando así por uno de los dos pasillos de una especie de balcón que se encontraba en el lugar. En el alto techo se podía observar en pequeños sectores el cielo de madrugada, en medio del lugar había un "balcón" rodeado de barandales blancos, dejando ver el piso de abajo. Al rededor de todo el lugar se podía observar lo que parecían ser un montón de habitaciónes completamente hechas de cristales polarizados, dejando ver solo de afuera hacía dentro. Eso que parecía ser un montón de habitaciónes en realidad era solo una habitación.

Nam rodeó el balcón por el lado izquierdo hasta finalmente llegar a una puerta delgada y también blanca. Kim la abrió colocando su dedo pulgar en en la cerradura biometríca para finalmente entrar a dónde tanto quería llegar.

—¿Joonie? — Se escuchó una quebradiza vocecita en la amplia habitación.

—Soy yo. — Trató el moreno de hablar lo más suave posible.

— ¡Joonie! — Saltó de la cama un hombrecito de cabellos dorados, el cual tenía mejillas rojas, ojitos y labios hinchados. — ¡Minnie está horrible, Joonie! — Dijo entre llantos mientras se aferraba al torso de Nam. — Le dije que lo llamara, me dijo que estaba ocupado y que no sabía si vendría esta noche. — Se escucharon sollozos entre palabras.

— Jin... Ya es madrugada, es decir, deberías estar dormido. — Acarició la espalda del más bajo.

— Pero Jooni-

— Pero nada. — Interrumpió mientras acomoda los lacios mechones dorados que se deslizaban por la frente del menor. — Ve al baño y te metes a la cama.

— Y si me- — Intentó reprochar el rubio, pero se vio interrumpido de nuevo.

— No me desobedezcas.

El rubio no lo pensó dos veces y procedió a hacer lo que se le ordenó.

Una vez se encontraba acostado entre los cojines y frazadas completamente blancos de su cama sintió como su mayor lo cubria correctamente con la manta.

Caja De Cristal   |Namjin|Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt