Kim Namjoon acepta la invitación de su socio a pasar las vacaciones con su familia, Namjoon accede después de mucho insistir. Cuando su socio le hablaba de su preciado hijo menor se imaginaba a un niño descuidado y sin gracia alguna, pero lo que se...
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Esto no podía estar pasando, era lo que pensaba Jimin desde que Jin le contó lo de esa mujer misteriosa en sus sueños. Se supone que no debería tener esos indicios de recordar. Si Jin recordaba... Kim enloquecería.
Por otro lado se encontraba un lindo jovencito disfrutando de su deliciosa cena, deseando poder disfrutar de esta en compañía de su persona favorita en todo el mundo; su Jonnie. Este se había negado a la invitación de Jin, con la excusa de que tenía cosas que hacer.
Es lo único que dice.
El pequeño de mejillas abultadas se esforzaba por creer en la palabra del moreno, pero se le estaba dificultando. Estaba decido, hablaría con él, no perdía nada con intentar.
Nunca pensó que se cansaría de su monótona rutina, que dejaba de ser monótona solo esos escasos días en los que Kim pasaba un tiempo considerable a su lado, en esa habitación ya tan conocida para él. Su rutina se componía en levantarse, tomar un baño de rosas y mucha espuma, desayunar lo que él pida, entretenerse leyendo algo mientras espera el almuerzo, almorzar, tomar otro baño y estar aún más bonito por si Kim va a visitarlo, cenar, mirar al techo y volver a dormir. Se estaba aburriendo de eso.
Muy pocas veces el moreno lo dejaba salir de esa aburrida habitación; en fechas especiales, cómo sus cumpleaños, fin de año, y ¡navidad! Navidad ya estaba cerca, Jin esperaba impacientemente esa fecha, le encantaba cenar en ese bonito comedor que tenía la casa de Kim, pero lo mejor sin dudas, era poder cenar en el regazo del mayor, mientras este le dice lo bonito que es.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta, avisando que alguien estaba entrando. No pudo evitar emocionarse al pensar en que podría ser Namjoon, pero esa emoción se fue al piso al ver a Jimin; o sea, si lo quería bastante, pero no como a su Jonnie.
— ¿Ya terminaste con tu cena? — Fue lo primero que dijo Jimin al entrar. — Vengo por tu plato. — Llevaba un carrito con él.
— Quiero hablar con Jonnie. — Jin ignoró la interrogante de Jimin y fue al grano, con lo que quería en ese momento.
— Él no puede venir. — Jimin le dió una sonrisa, un calmada, para así quizás lograr que el más joven no se alterara, sabía que eso podía pasar, ya que le estaba negando algo que quería en ese momento. Jin era un tanto mimado, cuando quería algo debían dárselo, el único al que no le hacía rabietas por esas razones es a Kim. Si Kim decía no, eso era.
— Yo quiero a Jonnie, dile que venga. — Dijo el de labios abultados, dando un golpe con el pie en el piso, queriendo demostrar su molestia.
— Él mismo dijo que no podía quedarse contigo porque tenía cosas que hacer, ya sabes eso, Jin. — Jimin habló haciendo su voz un poco más firme, pero sin que llegue a ser demasiado fuerte y que el menor pensara que está enojado.
Los ojos de Jin se llamaron de lágrimas.
— No no no — Jimin se acercó para tratar de interrumpir el próximo llanto del menor. — No llores, Jin, si quieres yo puedo quedarme contigo, y jugamos a algo ¿Si?
