DIECISIETE

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El desayuno había sido devorado por Jin en poco tiempo, en otras circunstancias quizá se hubiera puesto exigente con ese simple platillo que había degustado, pero en ese momento el gran apetito que tenía lo único que hizo fue que lo sintiera como ...

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El desayuno había sido devorado por Jin en poco tiempo, en otras circunstancias quizá se hubiera puesto exigente con ese simple platillo que había degustado, pero en ese momento el gran apetito que tenía lo único que hizo fue que lo sintiera como una verdadera delicia culinaria.

Mientras satisfacía a su estomago hambriento y revoltoso dejó de pensar por un momento en esa situación desagradable en la que estaba, ese sándwich simple y soso le había transportado a tener pensamientos diferentes a los que había tenido desde que llegó a ese lugar.  También de alguna forma no le había prestado la mínima atención a la fija mirada ajena que tuvo todo el tiempo encima, pero hubo un momento en el que su inocente ensoñación pasó a segundo plano y su mirada se conectó con la del moreno enfrente de él. Dejó de masticar y le sostuvo la mirada al contario por unos segundos. 

 —Oh, por Dios  —soltó el moreno tras haber dejado escapar quizá todo el aire que en ese momento sus pulmones retenían—. Tienes los ojos más preciosos que los míos han visto jamás  — halagó con el mismo tono de voz lleno de suspiros. 

Ante lo dicho no obtuvo reacción alguna por parte de Jin. El rubio siguió mirándolo sin mover un solo musculo; y tampoco es como si tuviera algún tipo de obligación o simples ánimos de reaccionar de alguna forma positiva. ¿Qué debía hacer?  Dentro de su cordura no era convincente agradecer por el halago, estaba recibiendo halagos de su captor, agradecerle no estaba dentro de sus deseos, por lo que solo ignoró al moreno y se dispuso a terminar con su sándwich. 

El moreno un poco decepcionado pensó en alguna forma de escuchar la voz del más joven, no podía permitir que Jin le ignorara de esa manera, él no era así. 

—¿Te gustó el sándwich? —aprovechó la oportunidad para preguntar, pues vio que Jin había terminado de comer. 

De nuevo silencio y la misma mirada frágil se dirigió directamente a sus ojos de nuevo.

—Respóndeme algo, lo que sea —pidió Kim como último recurso pacifico. 

—No... No estaba mal... Lo disfruté —finalmente Jin respondió con voz suave. 

—¿En serio? Te prometo que haré lo que sea con tal de que tu próxima comida esté más rica y así lo disfrutes más —prometió con la emoción más alta ahora que había escuchado una frase más larga y estable salir de los labios de su menor. 

—Sí... ¿y cuando podré regresar a casa? —preguntó con la esperanza de recibir una fecha no tan lejana por respuesta, o al menos una explicación que le calme un poco. 

Ahora el moreno era el que no soltaba palabra alguna, o al menos se mantuvo así por unos treinta segundos. 

—¿Quieres tomar un baño? Tenemos agua caliente —trató de cambiar el tema de conversación.

Jin se levantó y dejó bruscamente encima de la mesita de noche la charola que antes estaba utilizando como soporte. 

—¡No, no quiero tomar un baño, quiero irme de aquí! —la desesperación hacía gran acto de presencia en todos sus movimientos. Desde que se puso de pie sus extremidades inferiores no dejaron de moverse, repetitivos golpes en el suelo de madera eran dejados por sus pies descalzos. 

Caja De Cristal   |Namjin|Where stories live. Discover now