Kim Namjoon acepta la invitación de su socio a pasar las vacaciones con su familia, Namjoon accede después de mucho insistir. Cuando su socio le hablaba de su preciado hijo menor se imaginaba a un niño descuidado y sin gracia alguna, pero lo que se...
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Estaba terminado de ponerse los calcetines cuando la puerta de la habitación fue abierta.
—¿Ya estás listo? —preguntó Namjoon una vez estuvo por completo dentro de la habitación.
—Solo debo ponerme los zapatos —respondió Jin empezando a colocar uno de los zapatos en su pie izquierdo.
—Y un abrigo más grande también —añadió el moreno.
Desde el día anterior, Jin estuvo manifestándole sin cesar la gran idea que le había salido de la nada. Quería salir a caminar, no le estaba exigiendo salir de la cabaña por mucho tiempo o alejarse mucho, solo quería ver como era afuera sin tener que hacerlo a través de un cristal que estaba constantemente empañado.
—Eso no va a ser necesario, con solo este es suficiente —habló el rubio refiriéndose al abrigo de tela delgada que ya tenía puesto.
—Cielo, sí será necesario, y además no te estoy dando a escoger, mi vida. —Caminó hasta donde estaba sentado el menor y se hincó en una sola rodilla para así ayudarle con los cordones de los zapatos.
—No creo que haga demasiado frío —volvió a hablar.
—Sí hará frío, y mucho, así que te pondrás el abrigo grande, y no se discute. —Una vez terminó de ajustar los cordones de los zapatos del menor lo hizo ponerse de pie y tomándolo de la mano lo llevó hasta el armario dela habitación; de donde sacó un abrigo de un color blanco hueso y con felpa abundante de un blanco puro en la parte de la capucha.
El abrigo de gran tamaño ya puesto en el cuerpo de Jin hacía que debido a su gran cantidad de capas gruesas, sus brazos estuvieran separados de su torso.
Cuando para el tez morena el rubio se encontraba lo suficientemente abrigado como para no pescar un refriado se dispusieron a salir de la cabaña.
En cuando el rubio se posó por completo afuera, un escalofrío recorrió todo su cuerpo y le hizo estremecer. Vaya que hacía un frío terrible ahí afuera. Un cálido brazo rodeo sus hombros después de que la puerta fue cerrada por completo.
—Te dije que haría frío —recordó frotando el hombro derecho de Jin con su mano, tratando de brindarle un poco más de calor al rubio. —Mira como estás, y ni siquiera llevas aquí afuera un minuto —señaló dando como muestra de lo dicho a la nariz del rubio, la cual ya se encontraba notablemente de una tonalidad rosácea, al igual que una parte de sus mejillas, esto debido al frío que empezaba a calarle los huesos, aún con el gran abrigo de capas gruesas que cubría la mayor parte de su cuerpo.
El moreno alejó su brazo de los hombros del menor y optó por tomar su mano y así guiarle de una forma más cómoda, pero ni bien había tomado por completo la mano ajena cuando sintió nuevamente al cuerpo contrario pegado a él, casi que obligándole a cubrirle nuevamente con su brazo.
Estuvieron caminando por unos minutos, alejándose con cada paso más y más de la cabaña, el espesor del bosque era escalofriante, o al menos para Jin lo era, en cambio el moreno parecía bastante confiado en lo que seguramente sabía que hacía.
