ONCE

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Un sábado por la tarde, Kim caminaba por uno de los pasillos que conducían a las escaleras de la espaciosa casa, hasta que alguien de cuerpo menudo interrumpió su paso

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Un sábado por la tarde, Kim caminaba por uno de los pasillos que conducían a las escaleras de la espaciosa casa, hasta que alguien de cuerpo menudo interrumpió su paso. El muchacho subía corriendo las escaleras, gritando el nombre de Kim como si su vida dependiese de ello.

Al principio Kim se preocupó por la insistencia con que el rubio lo llamaba, pero la preocupación pasó a segundo plano en cuanto notó la característica sonrisa que decoraba los esponjosos labios del muchacho. Nada podía estar mal mientras esa sonrisa estuviera ahí.

Inconscientemente los labios del moreno se curvaron en una pequeña sonrisa, misma que desde que llegó a esa casa no había dejado de estar presente en su rostro.

El muchacho llegó hasta dónde estaba Kim dando saltitos a la par que se acercaba. Se veía realmente emocionado, con esa encantadora sonrisa y ese brillo ya tan familiar en sus ojos.

— ¿Qué pasá? — En ningún momento la sonrisa se fue de los labios de Kim. — ¿Por qué tan emocionado? — Soltó un risa cuando vió que los pies de Jin no podían estar quietos. Tanta era la emoción del rubio que sus pequeños pies descalzos no dejaban de moverse.

— ¡Lo olvidé por completo, señor Kim! —  Tan pronto habló la emoción de su voz se dió a conocer. — Olvidé contarle, y pronto será mañana, no hay tiempo, debo preparar todo ya ya ya ya. — En un momento lo que parecía ser emoción cambio a una inexplicable y adorable expresión de preocupación.

— Tranquilo, no estoy entendiendo nada. — Sostuvo de los hombros al hombrecito más pequeño. — No tengo ni la más mínima idea de lo que estás diciendo.

Jin estaba contándolo todo, pero a la vez no estaba contando nada. La emoción... Y luego aparente preocupación no lo estaban dejando expresar del todo bien.

— ¡Lo siento, señor Kim! — El tono entusiasta volvió. — Pero es que olvidé contarle que mañana será el gran día, ¿no es eso emocionante?

— No me lo parece tanto, porque aún no sé de qué se trata, Jinnie. — Con dos de sus dedos acarició suavemente la mejilla de Jin. Sentir la suavidad de la piel de Jin con sus manos se le había hecho costumbre, entonces siempre que podía llevaba su mano a la mejilla del muchacho y se deleitaba.

— Con todos los vecinos de por aquí se celebra la primavera un día como mañana, todos los años, desde muy temprano. — Finalmente el rubio contó con ese mismo entusiasmo y emoción. — Venden flores, dulces, postres y muchas cosas más. — Con sus dedos enumeró. — ¡Viene mucha gente, hasta gente de la cuidad!

— Ok ok, ahora sí suena emocionante ¿Y tú qué venderás?

— ¿Yo? — El rubio se señaló a sí mismo. — Nada.

El entrecejo de Namjoon se frunció, pues le había parecido escuchar a Jin que debía preparar algo.

— Me comprometí a decorar unos frascos para la mermelada que venderá la señora Haneul. — Jin recordó lo que había dicho anteriormente. — Por eso dije que debía preparar algo. — Tenía las manos enlazadas en su espalda baja, y se balanceaba sobre sí levemente. Adorable.

Caja De Cristal   |Namjin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora