CAPITULO 8.- VIOLETA:

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Amber estuvo asombrosa.
Por mi parte, no pude copiar un estúpido tazón con frutas, todo iba mejor cuando me dejaban pintar lo que yo quisiera.
Dejé el boceto a un lado cuando terminó la clase y me uní a Amber para el almuerzo.
Ella estaba sentada en una banca de madera, con otra chica.
—Hola— dije mirando de una forma poco amable a la nueva.
—Soy Mel— dijo la chica.
—Violeta.
—Si. Tu hermana estaba hablando de ti— sonrió.
—Bien— dije y me senté.
— ¿Qué te pasa? —Amber frunció el ceño.
—Nada, no me pasa nada ¿Por qué habría de pasar algo?—espeté.
Mi hermana miró a Mel y se disculpó, después me tomó de la mano y me obligó a seguirla.
— ¿Qué paso?
—Tuve una mala mañana— murmuré.
— ¿Qué pasó? —repitió.
—Me regañaron en la clase de arte por no hacer lo que decían... y bueno, no pude pintar nada más tampoco porque ya no encontré la inspiración, y la profesora me quitó mi video juego, y luego quiero salir a contarte todo y estas con otra chica ¿Vas a cambiarme por ella?
Amber rio ligeramente y me abrazó por el cuello.
— ¡Claro que no! ¡Jamás podría cambiarte por nadie! Y anímate, el día va a mejorar, lo prometo. Y estoy segura de ello, porque ya no nos separaran para las otras clases.
Estuve de acuerdo con ella y volvimos con la chica.
Ella parecía agradable, nos hacía reír y también nos dijo quién era quien en la escuela y en el pueblo. Además, dijo que les daríamos su merecido a aquellas chicas que llamaron a Hanna fantasma, eso me gustó, me gustó mucho. Necesitaba venganza.
Las clases terminaron muy bien, tal y como Amber lo prometió. Melinda estaba haciendo un plan con lujo de detalles, era una travesura contra "las otras" como las llamaba ella.
No tenía nada personal contra esas chicas, solo no debieron insultar a Hanna.
Al salir por la puerta principal, Amber y yo miramos a todas partes para encontrar a nuestras hermanas.
Miré al frente y vi algo que nunca creí ver.
Summer estaba pateando a un chico en la entrepierna.
Amber contuvo la respiración al percatarse de la escena, pero Melinda rompió a reír.
Giré para verla... ella era sumamente parecida al chico al que mi hermana estaba pateando.
— ¿Él es tu...? —pregunté.
Melinda no podía hablar a causa de la risa, así que solo asintió.
Las cosas estaban así: Summer había pateado a un chico, el chico era el hermano de Melinda, la nueva amiga de Amber.
¿Por qué? Digo, si lo pateó, significa que debería haber una poderosa razón... porque fue Summer quien lo hizo, no Hanna, si hubiese sido Hanna, ni siquiera estaría pidiendo una razón. Ella no hacia las cosas así.
Las tres corrimos en dirección a ellos.
Hanna tomó a Summer del brazo y la arrastró con ella.
Melinda llegó hasta con su hermano.
— ¿Estás bien? —le pregunté al chico.
—No— respondió con voz ahogada.
Fruncí el ceño.
—Que bien— dije—. De seguro te lo merecías.
— ¿Quién eres tú? —preguntó.
— ¿Qué hiciste para que Summer te golpeara?
El chico estaba inclinado, con las manos sobre su...
—No hice nada.
—Debiste haber hecho algo.
Levantó la vista y me fulminó con la mirada, pero eso no era nada comparado con el enojo de Hanna, así que no titubeé.
—De seguro eres un idiota.
— ¿Qué? —preguntó aturdido.
Melinda rompió a reír de nuevo.
—Ella es hermana de la chica que te pateó— explicó a su hermano.
— ¿Y tú de que te ríes? —espetó el muchacho.
— ¡Oh por favor, Gabriel! ¡No es mi culpa que te haya dado una patada en las bolas! —ella no dejó de reír.
Él la tomó del brazo y la arrastró a su auto. Ya se iban a casa.
Me uní a mis hermanas en la entrada de la escuela para esperar a Ralph.



Corazón de hieloWhere stories live. Discover now