CAPITULO 47.- AMBER:

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Listo. Haríamos la travesura, la venganza estaba planeada. Thomas pidió que incluyéramos a Paul en estas cosas, ya que según él, su hermano era un experto, además, sabía dónde conseguir los materiales.
Estábamos en la entrada de la academia, esperando que los demás salieran de clases. En cuanto las chicas que nos fastidiaban salieran, las bañaría una masa de huevos podridos y aceites que Paul y Violeta consiguieron. No quise preguntarme donde, pero tampoco pude dejar de imaginarlos hurgando en todos los botes de basura del pueblo.
Después de su baño de sustancias asquerosas, las cubriríamos con un saco de harina. Los huevos eran por lo de Melinda y poner la harina era por haber llamado a Hanna fantasma. Y Thomas se encargaría de grabar todo, por si no querían dejar de molestarnos, bueno, lo pondríamos en internet. Eso sería todo. Melinda y Violeta querían algo de golpes y sangre, pero no las dejé.
La campana de la escuela sonó, anunciando la salida de todos los estudiantes, hoy era el último día de clases. Terminando con nuestra pequeña travesura, asistiríamos a la obra de Summer.  Excepto Hanna, quien dijo que tenía planes para esa noche.
Tomamos nuestras posiciones. Paul soltaría harina al final y correría para encontrarnos en el estacionamiento de los de preparatoria, lo más lejos posible del incidente.
Los estudiantes dejaron de salir, y al final llegaron ellas. Soltamos los ingredientes del mal y tanto Ana como sus clones, estuvieron bañadas por la asquerosa sustancia.
Un olor horrible llenó todo el lugar, los estudiantes se volvieron, y señalándolas rieron a carcajadas, fue cuando me di cuenta de que no éramos las únicas víctimas de estas chicas, que ellas molestaban a todos y por consiguiente ahora nadie quería ayudarlas.
Y gracias a que Melinda, Thomas y yo manteníamos un perfil no sobresaliente en la escuela, es que nadie podría culparnos. Los que podrían salir castigados por esto eran Paul y Violeta, pero Paul no asistía a nuestra escuela y a mi hermana no le importaba.
Ana empezó a gritar y amenazar a todos. Hanna suele decir que cuando alguna persona empieza a amenazar a los demás es porque está asustado. La chica estaba o muy asustada o muy enojada.
Thomas, a mi lado, estaba grabando absolutamente todo. Incluso cuando harina cayó del costal, él seguía tomando video.
Las chicas quedaron con la boca abierta, el polvo blanco cayendo de sus caras y cuerpos.
Supe cuando Ana nos vio porque nos señaló y empezó a lanzar un montón de groserías al aire. Había un profesor junto a ella, y mientras intentaba culparnos toda la escuela reía. Incluso al profesor le estaba costando trabajo mantenerse serio.
Alguien me tomó de la mano y tiró de mí para que corriera.
—Es hora de irnos— me dijo Tom mientras seguía riendo.
Corrimos detrás de todos, tomados de las manos. Thomas ya había guardado su teléfono y dejado de grabar. Llegamos al estacionamiento. Aun se escuchaba el escándalo en la entrada de la academia.
—Supongo que esa es suficiente paga por lo de tu violín— comentó Violeta.
—Y por los huevos podridos—dijo Melinda.
Paul sacó un refresco y varios vasos del auto de su madre y los repartió.
—Propongo un brindis— dijo cuándo todos tuvimos nuestra bebida—. Por estos momentos.
—Por los amigos— brindó Mel.
—Y por todos los huevos podridos del mundo— siguió Violeta.
Todos bebimos y reímos por su ridículo brindis.
Un dolor horrible me atravesó el pecho. Sentí que la respiración se quedaba atorada en mi garganta.
— ¿Estás bien? —preguntó Thomas.
Negué con la cabeza sin poder responder.
— ¡Violeta! —gritaron Paul y Melinda al mismo tiempo.
— ¿Q-que? —no pude terminar la pregunta.
Violeta cayó al suelo en medio de gritos y jadeos, llevándose las manos al pecho, justo donde yo sentía ese mismo dolor.
Mi vista se nubló y pronto solo hubo oscuridad.


Corazón de hieloWhere stories live. Discover now