Capítulo 19: Un mirón

19.8K 2.8K 852
                                    

“Quédate en esta oscuridad, donde solo puedo verte con los dedos, donde el aliento y la caricia hieren, donde todo perdura y nada muere

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

“Quédate en esta oscuridad, donde solo puedo verte con los dedos, donde el aliento y la caricia hieren, donde todo perdura y nada muere.”

La pequeña vela que Viviane portaba en su mano derecha alumbraba el rostro pícaro de Kaden Bloodworth. La noche tan oscura que se había presentado solo hacia que cualquier situación se tornase espeluznante. No obstante, careciendo de las intenciones que el varón tenía al proponerle a la chica jugar, logró que ella sintiera curiosidad por su propuesta.

—¿Qué juego me estás proponiendo? —preguntó ella.

Él se apresuró en responder.

—Sor María no se mete prisa con investigar información sobre Eloy Sadler. Por más que le diga, no parece meterse bulla ni importarle. Así que vamos a grabarla con su caballero para que el chantaje cobre más poder.

—¿Qué? ¿Estás loco? ¿Qué clase de juego es ese? Me niego. No voy a participar.

—¿Ni por Eloy? —inquirió él con una sonrisa cínica—. Te recuerdo que su muerte no fue un accidente. ¿No piensas luchar conmigo? ¿No piensas pelear por él? Estamos todos en esto, Viviane.

La joven guardó silencio durante algunos segundos. Kaden tenía la habilidad de que ella aceptara todo lo que proponía porque, con esa cara, le era imposible negarse a cualquier cosa, mas si le recordaba en aspecto físico a su amor muerto.

—Ni siquiera tenemos videocámara —alegó ella.

—Nosotros no pero, Allan Devine, sí.

—¿Y cómo sabes eso?

—Sé muchas cosas, mon amour. Pero, si quieres una respuesta congruente, he visto la cámara asomarse en su bolsa de educación física.

—Eso implica robarle la dichosa cámara y grabarles.

—No, solo tenemos que grabarles y robar la memoria SD. Ese pequeño artilugio será nuestra amenaza.

—¿Y qué gano yo en ser tu cómplice? Porque algo me darás, ¿no? —ella se cruzó de brazos.

Mon Dieu! Pero si sabes hacer trueques y todo. Me sorprendes.

—¿Y bien?

—Respuestas, Viviane. Recibirás respuestas —respondió él—. Estás tan desesperada por descubrir la verdad  como yo. Si eso no te sirve, vuélvete al club de los ignorantes y no me sigas.

—Lo último que soy es una ignorante —masculló la joven.

—Demuéstralo.

Kaden sonrió victorioso cuando percibió que la chica se mostró interesada en conocer su plan.

—Aún no has mencionado cómo lo haremos.

El varón rodeó su brazo izquierdo por los hombros de ella para proceder a contar su plan mientras ambos caminaban por los oscuros pasillos de Annavenim. Aunque aquel gesto pudo percibirse como un afecto cariñoso, ambos sabían que era por la inmensa curiosidad y el incremento de realizar un designio como aquel.

Un peligro para sí mismo ©On viuen les histories. Descobreix ara