Capítulo 28: ¿Alguien me esperaba?

22K 2.9K 2.3K
                                    

“Quien está acostumbrado a la mentira, la verdad le incómoda”

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

“Quien está acostumbrado a la mentira, la verdad le incómoda”.

Kaden Bloodworth entró con suma impetuosidad al baño de varones interrumpiendo a un grupo de alumnos que se encontraban conversando dentro. Los adolescentes observaron la nariz y parte del mentón ensangrentado del primero haciendo que sintieran recelo. No comprendían tampoco la razón de su fluido ni mucho menos la actitud furiosa del joven.

—Fuera todo el mundo —espetó él—. Para charlar tenéis otros lugares del internado. Aquí se viene a mear y a defecar.

—El baño no es tuyo... —habló uno.

—He dicho: fuera —masculló.

Ninguno opinó nada y, como el adolescente sangraba, preferían abstenerse no fuera a ser que les culpara de dicha lesión. Una vez los chicos dejaron el servicio deshabitado, Kaden se acercó al lavamanos, posó sus manos en la cerámica y se miró al espejo. Respiraba muy agitado.

Frente al reflejo de sí mismo, el joven visualizó la cruz de Jesucristo que colgaba de la pared. Se giró para tener una mejor visión del signo religioso y lo observó con aversión. Su mirada, cortante como afilados cuchillos, era digna de memorar. Por el cosquilleo que sintió resbalar por su nariz, supo que seguía sangrando. Así que abrió el grifo para mojarse las fosas nasales y limpiar lo que caía.

Pero se sintió mareado y por unos pocos segundos casi perdió el equilibrio haciendo que tuviese que tomar asiento en el piso dejando caer el agua del grifo.

Pero se sintió mareado y por unos pocos segundos casi perdió el equilibrio haciendo que tuviese que tomar asiento en el piso dejando caer el agua del grifo

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿En serio? —formuló él con un atisbo de burla.

Luego empezó a reírse solo.

Un silencio sepultral se hizo presente bajo la risa lunática del chico, tendido en el suelo. Su carcajada se fue transformando en una tos a causa de la falta de aliento.
Se llevó las manos a su abdomen conforme se mofaba. Sus dientes estaban manchados de sangre, viéndose una expresión macabra y sombría.

—¿Sabes? —habló a la cruz—. Un hábito de monja no te hace santa, ni una sotana te hace inocente. Estoy harto de escuchar mentiras y mentiras... Una falacia tras de otra. Deberías saber eso, viejo. Hay mucho embustero creyéndose un resplandor benigno cuando en verdad es una radiación tóxica.

Un peligro para sí mismo ©Where stories live. Discover now