Capítulo 20🌷

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Me encontraba sentada en uno de los muebles de la sala, una de mis piernas estaba encima de la otra y me sentía un poco sofocada al tener que usar ese fastidioso uniforme, aunque a decir verdad me estaba acostumbrando a llevarlo a diario. El timbre de la entrada de la casa comenzó a sonar, intenté levantarme para ir a abrir la puerta pero en ese instante Alisa salió disparada desde la cocina.

—No te preocupes Samara, yo puedo abrir.

La miré extrañada.

Ella abrió la puerta encontrándose con su hermano y su muy distinguida esposa, la cual pasaba las veinticuatro horas del día observando todo a su alrededor como si oliera a mierda. Alisa se abalanzó sobre los brazos de Eliam, quien extrañamente correspondió ante aquel abrazo. Por mi parte me levanté de mi asiento y con paso firme me dirigí hacia la cocina.

No pasaron ni siquiera cinco minutos, cuando Kiara apareció en el mismo lugar.

—¡Vaya, vaya!—exclamó con su chillona voz, ni siquiera me volteé a mirarla—. Aquí está nada más y nada menos que... déjame pensar cómo puedo llamarte, creo que te llamaré la niñera pobretona.

—Déjame en paz, ve a joderle la vida a otra persona.

—Pensé que habías renunciado—volvió a hablar Kiara—. Estaba feliz porque quizás no te encontraría aquí cuando regresara de mi romántica luna de miel.

—No te daré el gusto.

—Deberías considerarlo, niñera—pronunció la última palabra haciendo énfasis en cada silaba—. No me cansaré de hacerte saber quién será la nueva persona que mande en esta casa. Así que te aconsejo que huyas, porque lo vas a lamentar.

—¿Qué te hice para que te metas conmigo?

—No te hagas la tonta, porque el papel no te queda. Sabes perfectamente lo que quiero dejarte claro.

—Ni siquiera eres consciente de lo que dices, eres estúpida hasta para hablar.

Kiara me miró sorprendida adquiriendo una pose de seriedad, mientras levantaba su mentón en alto.

—Tal parece que en tu pueblo no te enseñaron a respetar—me miró de pies a cabeza—. Es de esperarse, ni siquiera tienes clase.

Respiré profundo intentando contener las ganas inmensas que tenía de hacerle tragar sus palabras con una fuerte cachetada. Muchas veces mis impulsos solían meterme en muchos problemas y no quería uno más con esa chica, porque sabía que si me seguía provocando iba a responder.

—Supongo que usted si tiene—le dediqué una sonrisa—. Tienes la clase perfecta, para ser la mayor estúpida que he conocido en mi vida.

El rostro de Kiara adquirió una molestia demasiado notable, abrió la boca para responderme, pero decidí salir de la cocina dejándola con la palabra en la garganta. Pasé cerca de la sala, escuché que alguien me llamó, pero no le presté ni la mínima atención y solo seguí mi camino hacia mi habitación. Respiré profundo y en ese momento llegué a una conclusión que iba a ser favorable para mí. Debía irme.

Necesitaba dejarlo todo, porque simplemente no aguantaba.

Tomé mi maleta y comencé a guardar en ella todas mis ropas y las cosas que tenía conmigo en esa casa. Estaba decidida y esperaba que nada me hiciera cambiar de opinión.

—Samara ¿Qué estás haciendo?

Miré hacia la puerta y observé a Alisa apoyada en el marco, mirándome llena de duda.

—Estoy recogiendo mis cosas, voy a irme.

—¡¿Qué?! ¡¿Estás loca?!

—Loca quedaré si sigo en esta casa.

Mi perfecta melodía, (BORRADOR)Where stories live. Discover now